•26장•

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Miré la carta con los los ojos cristalizados una vez la terminé de leer y levanté mi mirada para ver a Jungkook quien me veía atentamente para ver mi reacción.

Al ver que estaba llorando sonrió ligeramente y se acercó para darme un cálido y reconfortante abrazo mientras acariciaba mi espalda con la yema de sus dedos.

— Yo no llores, preciosa... — Con sus pulgares limpió mis lagrimas delicadamente.

— J-jungkook... — Yo aún no había procesado todo, era mucho para pensar en un momento.

— Hey tranquila... puedes pensarlo antes, linda, no tienes que responderme ahora, ¿Si? — Asentí levemente y sonreí limpiando mis lagrimas.

— La carta es... muy linda... me encanta, gracias, la guardaré por siempre, enserio. — Dije y el rió ligeramente.

— Gracias, Tn, la verdad me costó mucho pero logré sacar mis sentimientos y plasmarlos en ese papel aunque te quería decir algunas cosas más pero no cabían. — Rió.

— Bueno, entonces... dímelo ahora. — Dije mientras lo miraba.

Pude notar que ni bien terminé de hablar el se puso nervioso.

— Y-yo... soy muy vergonzoso para estas cosas, no puedo. — Bajó su cabeza.

— Está bien, no te preocupes. — Le sonreí. — ¿Puedo abrirlo? — Le pregunté mientras señalaba la caja.

— Claro, es para ti. — Me sonrió.

Me agaché para coger el regalo entre mis manos. Quité el precioso lazo que envolvía la caja y quité la tapa encontrándome con el conjunto de Calvin Klein que tanto queria.

— No te creo... — Miré a Jungkook. — ¿De verdad? — Asintió.

Solté un leve grito de felicidad y el rió ligeramente.

— Gracias, Kook, y no solo por el conjunto, sino por todo esto, la carta... gracias, nadie nunca había hecho esto por mi y... se siente bien. — Dije con voz quebrada. — Digo que si, te amo Jungkook. — Lo miré con los ojos cristalizados.

El me miraba atentamente, solo se acercó a abrazarme.

— Te amo. — Me susurró. — Nunca te dejare sola y estoy aquí para ti, siempre, ¿Si? — Se separó de mi tomando mi rostro con una sonrisa enternecida para después darme un besito en los labios.

Cuando se separó pude notar que el también estaba llorando, este momento era muy emotivo para los dos, los dos no amábamos con tanta profundidad y nuestro amor era tan puro que la felicidad era inmensa, yo sentía que explotaría en cualquier momento.

Sonreí y sequé sus lagrimas delicadamente. Después de secar mis lagrimas nos sentamos cerca del precipicio para observar las vistas tan preciosas, la cuidad era iluminada por la luz de los edificios y la luna, se veían coches pasar por las carreteras aunque nosotros solo veíamos luces ya que estábamos a mucha distancia.

— ¿Nunca pensaste en dejar este mundo? — Me preguntó.

— Si... — Admití. — Pero ya no. Lo tengo todo, un buen hermano, un trabajo, estudios, una mejor amiga, un novio maravilloso y sobre todo me siento bien, me siento orgullosa de mi misma y de mi esfuerzo por mejorar cada día... ¿Por qué lo dices?

— Yo también lo he pensado y estar tan cerca de este precipício... — Lo miré asustada hasta que el empezó a reír. — Es broma, amor. — Me dijo aún riendo.

— Ay ya empezamos, no llevamos ni una hora y ya me das un susto de muerte, literalmente. — El rió el doble y me abrazó.

— Lo siento, se que es un tema serio y perdón por darte ese susto. — Besó mi frente y entrelazó nuestras manos para después empezar a acariciar mi mano con su pulgar. — Oye. — Pronunció levemente al ver que yo no respondía.

Solo nosotros dos ||Jk+Tn||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora