𝓜𝓪𝔂 1𝓼𝓽

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Matty's POV:

Adam Hann tenía una amiga que conoció en uno de sus empleos. Él solía decir que era increíble, era graciosa y a veces no hacían más que reír de una manera tan estrenduosa que lograban incomodar al resto del personal. Después Adam dejó su empleo para concentrarse más en la banda; eventualmente se mudó también y perdió contacto con ella, tanto, que no pudo recuperarlo. Conozco a Adam desde hace más de una década, pero nunca conocí a su amiga Carol y mucho menos a Maddison, la chica que pasaba algunas veces por ella y Adam al trabajo.

Cuando yo tenía diez años estudié por un tiempo en un Colegio privado de enseñanza básica y ahí conocí a una niña llamada Peach de quien me enamoré. Fue esa clase de enamoramiento infantil en el que te sudan las manos y se te revuelve el estómago por tener que callarlo, y después desaparece igual que como surgió: de la nada. Peach y yo solíamos bailar juntos en los festivales y nuestras madres tomaban té en mi casa después de clases. Luego ella se fue a estudiar al extranjero y me entristeció un tiempo que ya no pudiéramos seguir siendo amigos.

Curiosamente volví a verla hace unos cinco o seis años, un día lluvioso de octubre. Ambos teníamos sombrillas azules, igual que al menos 12 mil personas más en el pueblo, pero en seguida la reconocí y me detuve unos minutos a saludarla. Mientras hablábamos, supe que era periodista ahora y en ese momento se dirigía a la fiesta de cierre de su club de lectura que fundó con una amiga que hizo en el instituto. Le pedí que retomáramos el contacto, intercambiamos números, la acompañé hasta la entrada del centro donde tomaba su club y desde el otro lado de la ventana la vi abrazar a su amiga Maddison, pero nunca más volví a ver a Peach después de ese día.

Casi al mismo tiempo yo comencé a estudiar algunas religiones con un grupo de personas que se decían ateos y entre ellos conocí a Juliette, una chica bastante atractiva y extrovertida, pero centrada e inteligente a la vez. Con el tiempo nos hicimos cercanos y comencé a ir a su departamento para fumar marihuana y debatir sobre los temas serios de la vida.

Juliette tenía una roomie llamada Louisa, quien para ser honesto parecía ser lo opuesto a ella, pero una vez que comencé a tratarla me di cuenta de que en realidad era una chica bastante profunda, sensible y dulce.

Un día salí del baño y ambas chicas se miraban una a la otra con preocupación, sentadas cada quien en un sofá. El silencio era abrumador hasta que Juliette se animó a preguntar:

- ¿Crees que necesite rehabilitación, o hallará la manera de dejarlo por su cuenta?

- Maddison es demasiado terca, no estoy segura de que acepte la rehabilitación aunque la necesite en serio.

- Está acabando con su vida, Lou.

- Lo sé, pero creo que necesita tocar fondo.

En cuanto notaron mi presencia, cambiaron de tema y yo no quise indagar, porque hablar de sustancias y rehabilitación era algo que aun me incomodaba. Sólo resonó ese nombre en mi cabeza, como si supiera exactamente de quién se trataba, pero sin tener una imagen mental de la persona.

La vida siguió su curso y en algunas ocasiones volví a escuchar ese nombre entre las largas conversaciones que tenía con Lou, pero me era intrascendente.

No fue hasta esta mañana, cuando George me llamó para que saliéramos a tomar un café o una taza de té mientras lloriqueaba sobre una chica con la que cantó, pero le escribió incompleto su número telefónico y no pudo contactarla. Yo estaba prestando poca atención, porque prefería pensar en una melodía que llevaba días en mi cabeza sin una letra que fuera lo suficientemente buena.

- Yo creo que debería preguntarle a tu amiga Louisa, ¿Tú qué piensas?

El nombre de Lou llamó mi atención, pero no podía fingir que estaba escuchando. - Lo siento, no escuché la última parte, ¿Sobre qué quieres hablar con Louisa?

Halley's Comet // Matthew HealyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora