Halley's Comet // Matthew Healy

𝒜𝓌𝒶𝓇𝒹

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— ¿Estás segura de que quieres ir? — Preguntó Matty con los codos apoyados sobre sus rodillas, sentado en el borde de la cama.

Yo estaba mirándome en el espejo mientras me ponía labial, pero rápidamente enfoqué mi vista en él tras su pregunta. — Sí, tu mamá me invitó amablemente, creo que sería grosero no ir. — Él seguía pareciendo intranquilo. — ¿Por qué la pregunta? ¿Tú no quieres que vaya?

— No quiero que vayas sólo porque crees que deberías hacerlo por mí. Además, no entiendo por qué mi madre está haciendo esto, no lo ha hecho jamás. — Se levantó de la cama y se posicionó detrás de mí para darme un beso sobre el hombro. — No tienes que ir si no quieres, yo no necesito que ella apruebe a mi novia, a mí me basta con lo feliz que me siento contigo.

— No te preocupes tanto por mí, Matty. — Lo miré de lado y le di un beso en la mejilla. — Yo resisto. Además, es un buen pretexto para conocer la ciudad.

— No vayas a estrellar el auto. — Sacó las llaves de su bolsillo y las puso en la palma de mi mano.

— Que rápido dejé de importarte.

Me devolvió el beso en la mejilla y me acompañó hasta el garage de su casa para despedirse de mí. Conduje siguiendo fielmente el GPS, porque mi orientación era terrible y quería llegar a tiempo. Ya no me sentía tan ansiosa como el día que la conocí, pero definitivamente algo se removía en mi interior cada kilómetro que estuviera más cerca de su casa.

Aparqué el convertible de Matty en el sitio que reservó y debía caminar un par de calles más para llegar a mi destino. En cuanto estuve frente a la puerta, respiré profundamente y toqué el timbre.

Denise salió casi de inmediato. — ¡Hola, Maddison! — Me saludó con un beso en la mejilla. — Adelante, pasa.

— Gracias, señora Welch.

Frunció la boca intentando esbozar una sonrisa. — Creo que ya pasamos la etapa de las formalidades, por favor llámame Denise.

— De acuerdo. — Le sonreí y tras haber entrado a la casa, le di una caja de regalo que traía conmigo. — Matty me dijo que debía traer esto, en realidad no tengo idea de que sea y él pretendía que yo fingiera que es un regalo mío.

— Adulador. — Puso los ojos en blanco. — Creo saber lo que es por el tamaño de la caja, pero vayamos al jardín para abrirla.

Caminamos a lo largo del pasillo en el que había estado casi una semana antes y presté mucha más atención a la diferencia entre su casa y la casa de Matty en la cima de la colina. Contraria a él, Denise tenía un colorido papel tapiz, flores brillantes, patrones y texturas que contrastaban los muros grises de Matty. Me pregunté por un segundo cómo iba a ser nuestra casa en Londres.

Nos sentamos en cada extremo de una mesa de cristal en medio de un jardín precioso.

— Ya avisé a la señorita de servicio para que nos traiga el té. — Dijo cruzando las piernas en su silla frente a mí. — Mientras tanto, conozcámonos de nuevo, quiero saber todo de ti, pero sin que se sienta como una entrevista de trabajo, ¿sabes?

— Bueno, en realidad no sé por dónde comenzar, así que no me molestaría que hiciera algunas preguntas.

— ¿Dijiste que eres de Boston, cierto?

— Así es, viví ahí con mamá, papá y mi hermana hasta que comencé a estudiar trabajo social. En ese entonces pagaba ciertos gastos cantando en bares, presentaciones pequeñas y festivales. Después no hice mucho en realidad, hasta que más o menos me recuperé de la muerte de papá, me mudé a Nueva York e inicié un diplomado en psicología que me ayudó para conseguir un trabajo dentro de una ONG, aunque resultó que tenía más habilidades con mi trato hacia la gente, así que me dedicaba a las relaciones públicas, recaudaciones, dirección de proyectos y activismo.