𝒟𝑜𝓊𝒷𝓁𝑒-𝒸𝓇𝑜𝓈𝓈𝒾𝓃'

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Llegué a tiempo al trabajo por alguna especie de milagro, pero me pesaban los pies y sentía ese tipo de cansancio que no se alegra con café. Estaba respondiendo un correo proveniente de uno de los refugios para mujeres y niños en situaciones de violencia que apoyamos y que había duplicado sus ingresos en los últimos dos meses, además tenía otros pendientes que en poco tiempo me harían olvidarme de cualquier cosa que no fuera trabajo.

La jornada llegó a su fin, pero me quedé hasta las 7 p.m. para reponer mi tiempo del día anterior, y en el fondo no tenía muchas ganas de ir a casa. Salí cuando la oficina estaba completamente vacía, afuera hacía mucho frío y la nieve adornaba las calles de Nueva York de manera preciosa. Sentí mi nariz congelarse en cuanto me pegó el viento en la cara, así que me puse guantes para evitar que se enfriaran mis manos también. Caminé en dirección al metro para prolongar mi trayecto lo máximo posible, pero una chica me llamó detrás de mí:

— ¡Señorita, Sinn! 

Volteé en seguida, era Allison, la pasante del área legal en la asociación. Me detuve antes de cruzar la calle esperando que me alcanzara.

— Hola, All, ¿Qué ocurre? — Le pregunté sonriendo.

— Le envié un mensaje en Año Nuevo. — Estando más cerca noté que se veía desaliñada.

— ¡Lo siento mucho, olvidé revisarlo! — Puse una mano sobre mi frente. — No suelo responder fuera de los horarios de trabajo, a menos que sea sumamente urgente y en tal caso, ya saben que pueden llamarme...

Comenzó a reír estruendosamente y se inclinó apoyándose con su mano sobre mi hombro. — Desaría que hubiera sido por algo de trabajo, algo importante, porque sólo el trabajo debería importar. — Siguió riendo.

— ¿Estás bien, Ally? — Tomé su mentón para que me mirara, pero ella se apartó. 

— Cuando noté que no leyó mi mensaje, escribí otro, pero no lo envié, lo copié en mis notas y qusiera leerlo aquí para usted... — Cruzó sus piernas con dificultad e hizo una reverencia.

— Creo que estás ebria, Allison, déjame llevarte a casa, ¿puedes decirme dónde está tu casa? — La tomé del brazo para intentar llegar a la avenida y tomar un taxi, pero nuevamente se zafó bruscamente de mi agarre.

— ¡NO! Déjeme leerle mi mensaje.

— Te dejaré hacerlo si tú me dejas llevarte a casa después.

— Bien, como si pudiera pasarme algo más humillante. — Limpió su nariz con la manga de su abrigo, tomó su celular con una mano y comenzó a leer. — Probablemente es un pésimo momento para hacer esto, pero justo por esa razón no puedo seguir callada. Sé que está saliendo con Carl, es muy seguro que esté en su departamento en este momento, o cenando con su familia, o sus amigos, ¿Y yo cómo lo sé? Porque descubrí los mensajes que tiene con usted en su celular. — Hizo una pausa para reír. —  ¿Sabe dónde estuvo el día de su cumpleaños? Estuvo conmigo, diciéndome que me llevaría a conocer a sus padres para pasar ahí la navidad.  No quiero que me mal entienda, no pretendo hacer una escena o pelear por él, pero debería saber que salía conmigo desde una semana antes de que comenzara a salir con usted, y que un día después de que dijo que nos casáramos en cuanto recibiera mi título universitario, leí un mensaje en el que le preguntaba a usted qué ropa interior iba a usar en Año Nuevo. Estoy muy ebria y triste... — Comenzó a temblarle la voz y a mí se me hizo un nudo en la garganta, pero no por Carl, sino por ella. — Es chistoso, porque otra vez estoy borracha y triste, pero es miércoles y mañana debo venir aquí, lo que me hace recordar que no quiero que existan problemas en el trabajo con usted por esto, así que no le diga a Carl que lo sabe o cómo lo sabe. Sólo termine con él, tal y como yo quería hacerlo hoy, pero no pude.

Halley's Comet // Matthew HealyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora