Dean
Cocinar galletas, jugar a los aviones, dejar a los niños en la escuela se volvió nuestra rutina, los malabares en la cocina y los juegos en el patio llenaban nuestros días.
Decidimos que mientras hacíamos el trámite del divorcio les daríamos la vida más sana y feliz posible a los niños mientras les explicábamos que papá y mamá ya no estarían juntos pero no tenía porque ser doloroso. Al principio fue difícil de entender, pero conforme mejor nos llevábamos más fácil se volvía.
—¿Sacaste las galletas del horno? —Preguntó Faith mientras nos hacía malteadas.
—Huele a quemado, papi—Refunfuñó Hada dulcemente.
—Oh mierda, lo olvidé.
Abrí el horno rápidamente y me quemé la mano al tocar la abrazadera, irónico siendo yo un jodido bombero, aparté la mano por el ardor y la sacudí.
—Mierda.
—Eres un desastre Dean —Rió Faith y abrió el horno con un guante.
—Eso habría sido más inteligente, lo acepto.
—¿Se quemaron? —Preguntó Holland mientras sacudía los pies en el aire. La silla le quedaba aún muy alta para su tamaño.
—Sólo un par —Respondió Faith.
—Soy culpable, lo acepto.
—Tú, siempre.
—Yo quieroooo—Dijeron los niños al unísono.Faith comenzó a acomodar las galletas en el pyrex de vidrio en la mesa, el mantel beige contrastando con las manchas de crayolas gracias a Hada.
Parece una locura que han pasado 4 meses desde nuestra última noche juntos y que nos llevemos de esta manera.
Aún más una mayor locura que no estemos casados oficialmente, ayer firmamos el divorcio y hoy estamos aquí, horneando galletas.
—Una por una —Ordenó mi exesposa y los niños se atiborraron de galletas.
—Una docena –Me carcajee al ver sus cachetes de ardillas, serví las malteadas en vasos de plástico para los niños y vidrio para nosotros.
—Les dije que una por una—Refunfuñó Faith.
—Déjalos, tienen hambre. Mira esas caras de ardilla en pleno invierno.
Rodó los ojos y después soltó una ligera sonrisa.
—Bueno, a sentarse ya.
—Eshtamos shentados —Dijo Hada con la boca llena.
—Asquerosa—Hollando hizo una mueca después de tragar.
—Bien.
Terminamos de acomodar la mesa, la razón de esta cena que provocaría un coma diabetico era para darles felicidad entre malas noticias.
—Primero, debemos agradecer por los alimentos
Tomamos nuestras manos y dimos los agradecimientos correspondientes, una costumbre que dejó mi padre y Faith aceptó heredar a nuestros hijos.
Empezamos a comer, y la mesa se llenó de conversaciones infantiles.
Una niña de la escuela había dejado pelona a su muñeca y ahora Hada quería hacer lo mismo para ser "cool" pero Holland le dijo que convertiría a la muñeca en Saitama y Hada casi se pone a llorar.
Faith no decía mucho, me quedaba viendo cuando me descuidaba, sé que omite cualquier sentimiento que no sea el amistoso entre nosotros pero esto es más difícil para ella que para mi.
—Cómo saben, me iré mañana y se quedarán con su madre hasta el fin de semana—comencé.
Necesitaba repasar este tipo de conversaciones todo el tiempo.
—¿Ya te vas con la otra? —Murmulló Holland de forma mal humorada.
—Basta Holland —Interrumpió Faith —Ya hemos hablado de esto, es lo mejor para todos.Se encogió de hombros y Hada me miró haciendo un puchero —¿Pero si vas a volver?
—No habrá un sábado que no esté contigo —Palmee su cabeza.
Holland se cruzó de brazos. —Mi partido es entre semana, ¿No irás?
Podía ser un pequeño cabrón, pero en el fondo sólo es un niño que no quiere perder a su padre y hacerle entender que siempre estaré ha sido un proceso lento estos 4 meses.—Para cosas así siempre buscaré la manera
—Su papá siempre estará para ustedes, a una llamada y un viaje en auto ¿Si? —Afirmó Faith y asentí.
—¿Me meterás en la academia los fines de semana? —Me miró Hada con ilusión.Le prometí que al irme ella empezaría sus clases de ballet, cosa que... Si todo sale bien no me será tan difícil con Jessica de mi mano.
—Lo prometí, así que sí —Sonreí.
Ella dio unos saltitos sobre su asiento y siguió comiendo, el resto del almuerzo fue calmo, hasta que la limpieza para nosotros para ellos se convirtió en juego y terminaron jugando fútbol en el patio.
Los miré por el ventanal de la cocina, el juego era básicamente Holland corriendo con el balón y Hada detrás de él sin poder hacer nada más que berrinche.
—¿Ya hablaste con ella? —Faith se arrecostó sobre la mesa de la cocina junto a mi.
—Aún no.
—Que arriesgado divorciarte sin hablarlo con ella —Se encogió de hombros.
—Creo que fue lo más correcto.
—Si no te rechaza, sí —Suspiró—Me va costar acostumbrarme a ella y aunque hables maravillas, necesito conocerla antes del primer fin de semana.
—¿Desconfías de mí acaso?
—De tu juicio un poco.
—No seas tan dura.
—Sólo quiero saber con qué tipo de mujer se van a relacionar mis hijos. –Se encogió de hombros.
—Lo entiendo, sabes que si las cosas no se dan no los obligaré a convivir con ella y vendré los fines de semana.
—Lo sé—Me miró– Pero lo ideal sería que mantengamos cierta distancia y aunque no me guste... Se lleven con ella, si tu relación funciona tendrán que crecer alrededor de ella.
Asentí —Amo la madurez con la que hablas.
—¿De qué hablas? Soy muy madura—Sonrió ligeramente.
—Me tocará aceptar que sí —Sonreí.
—Cuídate ¿Si?
—Lo prometo, tú también... Si necesitas algo solo... Estoy a una llamada también, lo sabes.
Suspiró y tomó mi mano. —Creo que es hora de que deje de llamarte y que aprenda a vivir con ello, estaré bien, sólo te molestaré si pasa algo con los niñosJugué con su mano y asentí. La cercanía para nada sexual aún existía, supongo que si vuelvo con Jess necesito limitar el contacto físico al mínimo, pero me iré hasta mañana y tan sólo es su mano.
—Gracias.
—Deja de agradecer o te suelto.
—Joder —Reí y bromee—Mi mano no está lista para eso todavía.
—La mía sí —Aseguró.
—Mentirosa.
—Tal vez.
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Love on fire
Roman pour AdolescentsJessica Masterson cree que está en la peor etapa de su vida, divorciada y viviendo en casa de su hermano, Cameron Masterson. Sus días se resumen en trabajar, comer helado y deprimirse, hasta que conoce a Dean Hemsworth, un guapo bombero amigo de su...