Jess
Al despertar la mitad de la cama se sentía fría, faltaba su calor. Había pasado una semana desde que Dean se marchó, tomé una ducha rápida y metí el resto de las cosas en cajas, era demasiado departamento para mí sola, apenas hace dos días había llamado con el arrendador, quedamos en que dejaría el departamento este Domingo y él me reembolsaría los meses adelantados, tomé otra caja y la apilé en la entrada, Cam me ayudaría con la mudanza y nuevamente volvería a su departamento.La mudanza llegó, un par de señores bajaron todos los muebles y cajas que no cabían en mi nueva habitación, por ahora los muebles que habíamos adquirido los mantendría en una bodega y en un futuro lo buscaría para devolvérselos o quizá le informaría a Matt, cerré la puerta y suspiré. Todo es un ciclo, y este nuevamente se está repitiendo.
—Hola mugrosa —Cam sonrió. —Hola hermanito.
Me abrió la puerta de la camioneta y subí sin decir mucho, le dio la vuelta y comenzó a manejar. —¿Quieres algo especial de comer?
—Lo que sea está bien.
—Joder Jess, no de nuevo.
—¿Qué? Lo estoy intentando lo mejor que puedo.
—Voy a matar a ese imbécil cuando lo vea.
—No harás nada, esto es lo mejor que pudo pasar —suspiré— Y si bien me pone triste, estoy bien con ello, recuperó a su familia.
—A costa de perderte a ti —apretó el volante— Y lastimarte.
—Ambos sabíamos que esto podía terminar así, de hecho... Era un 90% probable que todo se fuera a la mierda y solo un 10% de que todo saliera bien.
—Solo a ti se te ocurre ir contra pronóstico.
—El que no arriesga no gana —lo miré.
—Pues no supiste jugar tus cartas.
Reí levemente, porque tenía razón. Cuando llegamos a casa Abril me abrazó e intentó mimarme. Fui a mi habitación y me instalé, coloqué un par de cajas a un lado de la cama y metí toda la ropa en el clóset.
Tomé mi celular y comencé a revisar Facebook, los memes me hacían la vida. Salve creador de los memes. Me llegó una notificación con el nombre de Dean, un simple: Hola.
Suspiré y dejé el celular en la mesa de noche, moría por contestarle, deseaba contestarle, comencé a morderme la uña del dedo anular. ¿Y si le contestaba? No. No era bueno para mí y tampoco para él, tomó su decisión y yo debo respetarla. Me sentía ansiosa, su mensaje había despertado en mí una necesidad obsesiva de escribirle, verlo, escucharlo, suspiré y sujeté el celular, lo metí dentro del cajón del mueble más lejano y me acurruque nuevamente en la cama, pasé del anular al medio, luego el índice, terminé de hacerme manicure con los dientes en una mano y terminé con la otra hasta que el cansancio me ganó y me hundí en un sueño profundo.

ESTÁS LEYENDO
Love on fire
Teen FictionJessica Masterson cree que está en la peor etapa de su vida, divorciada y viviendo en casa de su hermano, Cameron Masterson. Sus días se resumen en trabajar, comer helado y deprimirse, hasta que conoce a Dean Hemsworth, un guapo bombero amigo de su...