ANDREA
Son las doce de la noche. Todas las luces están apagadas y todas las personas en sus habitaciones. Incluidos los profesores. Me destapo y salgo de la cama con cuidado.
– Andrea – gruñe adormilada Sienna - ¿A dónde vas?
– A buscar una pastilla. Me duele la cabeza.
Escucho que remolonea en su cama hasta respirar tranquilamente de nuevo. Me pongo las zapatillas, una chaqueta y cojo la linterna.
Al llegar abajo, me aseguro de que no haya nadie deambulando por los pasillos. Con el máximo silencio posible, salgo al jardín por la puerta de la cocina y atravieso todo el exterior hasta escalar el muro. Tengo que tener cuidado de no caerme, se ve muy poco. Solo me alumbra la luz de la Luna. La linterna la he apagado para que no se vea el foco desde ninguna ventana.
Cuando salto, habiéndome rasguñado la rodilla, corro hacia el interior del bosque ya con mi linterna alumbrando. Dejo a un lado todos los sauces frondosos y me acerco al gran y precioso lago que nos rodea.
En cuanto diviso a la persona con la que he quedado, corro hacia ella y salto sobre su cuerpo para abrazarla. Ella también me rodea el cuerpo con sus brazos y me aprieta con cariño.
– Siento hacerte venir a estas horas – me separo y dejo un beso en su mejilla – Pero han estado muy estrictos últimamente con la muerte del director y no he podido salir antes.
– No te preocupes. Siempre a tus servicios, doña – me hace una reverencia burlona.
– ¿Cómo estás? - cojo su mano y la arrastro hasta una roca para sentarnos - ¿Te ha costado mucho venir?
– Todo bien – asiente – Y no. Me ha traído mi novio en la moto. Está esperando a la entrada de la carretera.
– Benito siempre disponible – sonrío – Qué amor de persona.
– No te haces una idea – asiente - ¿Cómo estás tú? ¿Qué tal los primeros días?
– Nada del otro mundo – me encojo de hombros – Aguantando, como el año anterior. Y con muchas ganas de verte.
Vuelvo a abrazarla con una sonrisa. Claudia es mi mejor amiga de la infancia. Nunca nos hemos separado hasta que tuve que internar aquí.
Vive en mi ciudad, muy cerca de mi casa, y sus padres y el mío han sido amigos toda la vida. No sé como, porque sus padres son un amor de personas en comparación con el mío. Es cierto que no saben como es Miguel dentro de casa, porque si lo supieran, otro gallo cantaría. Pero nunca he querido poner a mi padre en contra de los demás. Yo y solo yo sé lo que hemos pasado, y con eso me basta para tomar mis propias decisiones.
– Te he traído los suministros que me pediste – descuelga una mochila de su hombro y la abre enseñándome todo – Dos botellas de Vodka, otras dos de refresco de naranja, tres paquetes de tabaco para que tengas para un largo tiempo... - rebusca en el bolsillo pequeño hasta que lo encuentra – Y un móvil. No es última generación, pero te servirá para que podamos comunicarnos.
– Dios, te quiero tanto – sonrío mirando todo – Gracias.
Ayer le pedí al nuevo director hacer una llamada urgente. Tenía que avisar a mi amiga para vernos hoy a esta hora. Le pedí que me trajera todo esto, aunque no ha sido la primera vez. El año pasado siempre teníamos encuentros clandestinos y me traía todo lo que le pedía. Es mi único contacto con el exterior. Ahora podré hablar con ella todas las veces que quiera con el increíble móvil que me ha traído.
– Y por favor, que no te lo pillen como el año pasado y te lo quiten. Se me acaban las ideas de donde conseguirlos gratis.
– No te preocupes – me río – Lo conservaré bien.
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A PESAR DE TODO [TERMINADA]
RomanceAndrea solo tiene una cosa clara, y es que no quiere vivir bajo el mismo techo que su padre por nada del mundo. No soporta su carácter, sus desplantes ni sus abusos. Como última medida, solo le queda pasar los dos últimos años en un internado, lejo...