🍀 1. MUERTO 🍀

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15.09.2011

ANDREA

Hoy hace un año desde que dejé mi vida atrás. Desde que dejé a él en el pasado.

Me doy cuenta de que el tiempo pasa y no nos espera. Da igual lo mal que estemos o lo mucho que nos duela; la vida sigue y no espera a que nos recompongamos o mejoremos. En estas situaciones, siempre hay que correr y correr para alcanzar el presente y no quedarse estancado en el pasado. Al fin y al cabo, lo único que tenemos es el aquí y el ahora. El pasado ya fue y el futuro nunca se sabe que deparará.

– ¿Hola? ¿Se puede?

Alguien abre la puerta y cierro el libro que tengo entre las manos. Lo dejo debajo de mi almohada y me incorporo para ver a la nueva chica que entra con una maleta en cada mano.

– Si no me equivoco, esta es mi habitación – me mira tímida.

– ¿Te llamas Rut? - le pregunto.

– Si.

– Entonces sí. He visto tu nombre en las listas.

Cierra la puerta y se queda mirando la habitación mientras se muerde el labio inferior.

– Pensaba que iba a ser peor – murmura.

Yo también le echo un vistazo a mi alrededor. Dos literas, un escritorio que abarca una pared entera con cuatro sillas y dos armarios.

– Está aceptable – afirmo.

– ¿Cuál es mi cama?

Le señalo la que está encima de la mía. Es la que ha estado libre todo el curso anterior. Queríamos seguir siendo solo tres, pero no hemos tenido suerte. No creo que nos moleste, pero es cierto que cuantas menos somos, más intimidad hay.

Mis compañeras y amigas entran en la habitación entre risas y empujones. Me aclaro la garganta haciendo ruido para que se den cuenta de que no estamos solas.

– Oh, eres la nueva – se acerca Hera a Rut.

– Si. Encantada – les sonríe.

– Igualmente – contesta Sienna sin acercarse – Pero dejaremos las presentaciones para otro momento. Tenemos que bajar antes de que los zampabollos nos roben la mejor de las meriendas.

Salimos de la habitación como alma que lleva al diablo. Solo el primer día de curso y algunos festivos son los días que ponen la mejor comida, merienda y cena. No todos los días podemos disfrutar de tortitas con chocolate o magdalenas XXL. Tampoco de dónut, que son mis favoritos. Y siempre hay alguien que se empeña en quitármelos.

En cuanto pisamos el comedor, ubico el plato donde van los dónut. No queda ninguno.

– Hijo de puta – siseo - ¿Dónde está?

– Toma – Hera me ofrece una magdalena – Están buenas.

– Está allí – Sienna señala una mesa del fondo.

Lo ubico junto a mi hermano y su grupo. Mis amigas me avisan de que no es buena idea que vaya, pero me da igual. Estoy al borde de perder la paciencia.

Cuando llego a su mesa veo que tiene tres o cuatro dónut amontonados. Uno ya se lo está comiendo. Me mira con una ceja enarcada y el resto de sus amigos lo hacen con mala cara. Incluido mi hermano.

– Déjalos en su sitio. La merienda es para todos – me dirijo a él.

– La niña rata está enfadada – canturrea sin dejar de masticar.

– Dame un puñetero dónut – estampo las manos en la mesa.

– Relaja, fiera – se ríe una de las niñas.

A PESAR DE TODO [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora