A PESAR DE TODO [TERMINADA]

🍀 18. RESPUESTAS 🍀

ANDREA

– Mañana te vas a arrepentir.

– Lo sé. Tú también.

La breve conversación que tuvimos antes de dejarnos llevar se me reproduce en la cabeza a cada momento.

Me arrepentí al día siguiente, y ahora que ha pasado una semana, me sigo arrepintiendo. Me gustó dejarme llevar en ese momento... pero las consecuencias ahora son devastadoras.

Se me forma un nudo en el pecho cada vez que lo veo. Se me encoge la garganta hasta tal punto que me cuesta respirar. Mi cuerpo tiembla cuando recreo nuestros besos en mi cabeza.

Un ligero mareo se apodera de mi cada vez que pienso que yo no me puedo enamorar de Polo. Que estoy enamorada de Álvaro. Y que así es mucho mejor si quiero terminar de forma tranquila el curso que me queda.

No puedo involucrarme con Polo. No puedo hacernos esto, porque en un futuro... no sé que va a pasar en un futuro. Y prefiero no experimentar si eso nos va a hacer terminal mal.

Mi único objetivo con él debe ser encontrar al culpable de todas las muertes que han habido estos meses atrás. No me puedo salir del camino. Ni de nuestro trato. Compañerismo exclusivamente.

– Andrea – Enzo se acerca con una sonrisa ladeada - ¿Tienes un momento?

– Claro, dime.

Guardo mis libros de clase en la mochila y le presto atención con curiosidad.

– Los de la otra clase van a organizar una fiesta en las torres esta noche. Me han invitado y... - se acerca, acariciándome la cintura - ¿Quieres venir conmigo?

– ¿Solo te han invitado a ti? - pregunto, un tanto extrañada.

– A los Frýnous – generaliza – Pero yo tengo el derecho de invitar a un acompañante.

– Supongo que por ir un rato no pasará nada – le devuelvo la sonrisa.

– De nuevo, el príncipe azul conquistando a la princesa – Polo aparece detrás mía, con una sonrisa meramente falsa. Se acerca y me susurra al oído – Yo que tú tendría cuidado. Si lo besas... quizá pases de ser una rata a una sapa.

Controlo los nervios lo mejor que puedo y me giro con su misma sonrisa. Enzo sigue manteniendo sus manos en mi cintura y lo prefiero. Polo baja la mirada hasta ahí y su mandíbula se aprieta con rabia.

– ¿Tienes algún problema, compañero?

– Yo diría que si. Se huele la envidia desde aquí – se ríe Enzo.

– ¿Envidia? Ninguna – niega con tranquilidad.

– Lo siento, tío. Tú no estás invitado – se encoge de hombros.

– Si, sí que lo estoy – nos mira con una sonrisa – Rut me lo ha ofrecido. Se ve que tiene... especial interés en que vaya con ella.

Una sensación desagradable me recorre el estómago. Yo no quiero sentir celos. No, porque sé que puesto ocupo en la vida de él. Y no tengo que preocuparme de nada.

– Entonces, deberías tener cuidado tú – lo miro – Por eso de convertirte en sapo.

– No te preocupes. Mi compañía nunca será peor que la tuya.

Enzo no entra al trapo. Simplemente rueda los ojos y me da un beso en la comisura de la boca como despedida antes retirarse.

El corazón me retumba fuerte dentro del pecho cuando Polo se acerca con la respiración algo... agitada.