POLO
– Como algunos ya sabéis por algunos rumores, el director ha sufrido un accidente – informa el jefe de estudios a toda nuestra clase.
Mi grupo y yo nos miramos de reojo. ¿En serio lo van a llamar un accidente? ¿Quién aparece en el bosque sin motivos? ¿Cómo se provoca un incendio sin intención?
– Todo lo que ha pasado está solucionado – sigue hablando – No tenéis que preocuparos de nada. Los accidentes pasan y... bueno, Javier tuvo mala suerte.
– ¿Cómo se supone que pasó? - pregunta el nuevo de la fila de delante.
– Encontraron una colilla junto a su cuerpo. Suponemos que estaría fumando y tiró la ceniza a las hierbas secas. Ya sabéis que lo seco prende antes.
¿Una colilla? Venga ya. No me creo absolutamente nada, y por la cara de mis amigos, sé que ellos tampoco. Además, en el caso de que fuese así, debería haber salido corriendo en cuanto comenzó el incendio. Es raro que permaneciese en el mismo lugar aún viendo el peligro ante sus ojos.
– Ahora el puesto está vacío – Manuel se pasea entre nuestras filas – Y el Consejo de Dirección ha pensado en hacer una elección democrática para nombrar a un próximo director. Las votaciones serán vuestra responsabilidad.
– ¿Elecciones entre quienes? - pregunta la niña rata detrás mía.
– Entre los profesores. Todos seremos candidatos.
Yo tengo claro para quien va a ir mi voto. Le tengo especial cariño al hijo del director. Es nuestro profesor de Latín. Joven, simpático y poco estricto. Javier me parecía un grano en el culo, y no me alegro de lo que ha sufrido porque no era justo llegar a tanto, pero me alegra saber que su hijo Edgar puede ser el elegido para dirigir este internado. Sería un soplo de aire fresco para todos nosotros.
– Esta tarde todos a las ocho en la sala de estudio. Procederemos a las votaciones y al nombramiento del nuevo director.
Manuel sale por la puerta dejándonos de nuevo solo con Becca, nuestra profesora de Lengua. También sería una buena candidata para el puesto, dado que es la segunda profesora que más me gusta. Aún así, le quiero dar mi voto de confianza a Edgar. Me ha ayudado todos estos años que llevo aquí y tenemos muy buena relación.
La mañana pasa volando entre apuntes y ejercicios y después de comer nos desplomamos los tres en la cama para descansar el rato que nos permiten.
– Tíos – se pasea Rodrigo por la habitación – Me suena a mentira.
– Todo el asunto del director, ¿verdad? - asiente David.
– Es raro – admito – Y no cuadra la versión que cuenta ni él ni los demás profesores. Yo creo que no ha sido un accidente pero tratan de cubrirlo para no
asustarnos. Podría haber sido Javier o cualquiera de nosotros.– Mucha gente le tenía odio al director. Nosotros incluidos, pero ¿quién cojones lo mata de esa manera? ¿Quién tiene el valor de provocar semejante incendio sabiendo que podría haber llegado hasta todos nosotros?
Rodrigo se sienta con la cabeza entre las manos sin darse una respuesta. La verdad es que yo tampoco la tengo. No tengo nada para decir.
– ¿Y Valentina y Martina? Hay que hablar profundamente de este tema.
– Voy a buscarlas – les digo.
No nos dejan ir a las habitaciones de las chicas, pero me paso las normas por los huevos como tantas veces y voy a hurtadillas.
Abro su habitación pero no hay ni rastro de ellas. Solo están sus dos compañeras, Ainhoa y Miriam, también de nuestra clase y dos auténticas Frýnous.
ESTÁS LEYENDO
A PESAR DE TODO [TERMINADA]
RomanceAndrea solo tiene una cosa clara, y es que no quiere vivir bajo el mismo techo que su padre por nada del mundo. No soporta su carácter, sus desplantes ni sus abusos. Como última medida, solo le queda pasar los dos últimos años en un internado, lejo...