🍀 EXTRA I 🍀

176 15 0
                                    

27.06.2009.

LA PRIMERA VEZ QUE SE CONOCEN.

ANDREA

Llevo más de una hora en la calle y lo único que hago ahora mismo es buscar una sombra en la que pueda refugiarme de este maldito sol. Las temperaturas son extremadamente altas y tenía que haberle hecho caso a mi amiga Claudia.

Su proposición de ir a su casa para estar en la piscina es mucho mejor que mis intentos de salir de compras a plena luz del día. Pero ya que solo me falta una cosa por comprar, no me puedo ir. Además, pocas veces vengo al Centro y tengo que aprovechar para probar la nueva cafetería que han abierto. Mi hermano me ha asegurado que hay todo tipo de dulces y bebidas, así que es el mejor momento.

Me paro en un portal un poco techado para sacar la botella de agua de una de las bolsas y darle un buen trago. Pongo una mueca de asco cuando el líquido baja por mi garganta. Está caliente. Parece pis. Bueno, nunca he probado el pis, pero muy frío no tiene que estar, porque si viene de ahí dentro...

– Eh – gruñe alguien detrás mía – Las puertas de los portales están para pasar, no para quedarte plantada como un pasmarote impidiendo el paso a los demás.

Con un respingo, me aparto de la puerta y bajo el escalón para pisar de nuevo la calle.

– Lo siento. Solo buscaba un poco de sombra.

– Vete debajo de un árbol.

El chico abre la puerta del todo y sale dejándose ver. Es rubio y algunos mechones le caen por la frente. Tiene los ojos marrones, pestañas largas y espesas y unos labios voluminosos. En comparación conmigo, es demasiado alto.

Cuando vuelvo la vista a su cara, imito su cara desagradable.

– Las cosas se pueden decir con educación – le recrimino.

– Adiós – pasa por mi lado con cara aburrida – Ten un buen día y reza para que no se te frían las neuronas.

Abro la boca sorprendida por su descaro mientras lo veo desaparecer calle abajo. Todavía me impacta que haya gente tan maleducada y sinvergüenza. Menos mal que no es alguien de mi entorno. Por suerte, tengo a gente que merece la pena, a excepción de mi supuesto padre.

Reanudo mi marcha cuando han desaparecido las gotas de sudor y voy directamente a la cafetería en la que llevo pensando desde que he llegado. Las mesas de fuera están vacías, y no me extraña con el calor que hace. Estoy segura de que si me siento en una de ellas, terminaré el día siendo un pollo chamuscado.
Con suerte, habrá alguna vacía dentro. O al menos podré sentarme en la barra.

Nada más entrar, agradezco la ráfaga de aire fresquito que me golpea la cara. El aire acondicionado está a tope y sienta de lujo. Ubico alguna mesa libre con mi mirada y encuentro una al final, pegando a un ventanal que da al otro lado de la calle.

– ¿Desea algo, señorita? - me pregunta un hombre mayor detrás de la barra.

– Ah, hola – sonrío y me acerco - ¿Puede ponerme un café bombón con hielo? Y de comida...

Paseo mi vista por todo el escaparate que hay frente a mi. Supongo que en la mesa habrá alguna carta con mucha más variedad, pero tan solo viendo esto, creo que tengo de sobra para escoger.

Mis ojos se iluminan en cuanto veo un donut enorme de chocolate, con muchas pepitas de colores por encima y una pinta de la hostia.

– ¿Me puedes poner este...

– ¿Me das ese donut de chocolate con colores?

Me giro de inmediato hacia la voz que me ha interrumpido. El chico de antes me mira con media sonrisa y agita su mano en mi dirección. Lo miro asqueada porque está señalado el mismo dulce que señala mi dedo.

– Vaya – se ríe algo incómodo el hombre mayor – Tan solo nos queda uno. La gente suele pedirlos cada vez que viene y a estas horas de la tarde ya casi se han agotado. Vais a tener que poneros de acuerdo para ver quien se queda con el premio.

Fusilo con la mirada al rubio que ha decidido amargarme un poco más esta tarde.

– Yo lo he visto antes – me habla.

– ¿Perdona? He llegado antes que tú.

– Has sido muy lenta en pedir. No es mi problema.

– No me conoces de nada para que tengas que tener esta actitud tan... tan desagradable – termino gruñendo - ¿Puedes ir a otro sitio y dejarme en paz? Estaba muy bien hasta que te has cruzado en mi camino.

Borra la sonrisa chulesca y suelta un suspiro agotador. Se acerca un paso y me mira sin rastro de gracia o broma.

– Lo siento, ¿vale? He tenido un mal día y lo he pagado contigo, por lo mismo que tú dices, porque no te conozco.

– Unas simples palabras no van a arreglar que hayas chafado mi día.

– ¿Qué tal si compartimos el dulce? Para que veas que soy generoso y que mis disculpas son verdaderas.

– Oh, gracias. Que amable por tu parte.

– Chicos, tengo que atender a más gente – se disculpa el señor - ¿Os lo pongo para los dos? ¿O queréis cosas diferentes?

– Ponlo para los dos – habla antes de que pueda decir nada y luego señala la mesa libre que he visto yo al final – Estaremos sentados allí. Y de bebida para mi un zumo de naranja, por favor.

El chico, cuyo nombre es un misterio, se va tan campante hacia la mesa del fondo.

– Oye – me quejo, siguiéndolo – Yo no quiero sentarme contigo.

– Vamos a compartir comida. No nos queda otra – sonríe mientras se sienta.

– No te conozco de nada y admiro tu capacidad para cambiar de humor, pero...

– Puedo ser una caja de sorpresas – levanta sus cejas – Siéntate conmigo y lo comprobarás. No muerdo, te lo prometo.

– Con una condición.

– Pronto empezamos – se cruza de brazos divertido.

– Tres cuartas partes de donut serán para mi. Por las molestias que me has ocasionado.

– Acepto solo por ser la primera vez. No te acostumbres.

– No habrá más veces – imito su sonrisa irónica mientras me siento.

– Ya lo creo, niña rata.

– No me llames así – lo miro enfadada.

– Así se les llama a las personas egoístas que no comparten.

– Estoy compartiendo – señalo el lugar.

– Entonces dime tu nombre para que pueda llamarte de otra manera.

– Andrea. ¿Cómo te llamas tú?

– Me llamo... - me mira intensamente, de arriba abajo hasta clavar su mirada en mis ojos – Álvaro. Para ti, Álvaro.

A PESAR DE TODO [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora