Capítulo 6

149 10 0
                                    

Lo que nunca supimos de ella

La cita con el asesino.

Normalmente no cito a mis clientes en horarios de la tarde. Siempre prefiero hacerlo todo mucho antes de las 2 para tener mi tarde libre, pero lamentablemente la situación ameritó que dejara este encuentro para estás horas.

No me molesta en lo absoluto, me sirve para distraerme y quizás olvidarme del caos en el que vivo a diario.

Marck no es mala compañía después de todo. De cierta manera, el me brinde la paz y la pizca de normalidad que necesito por los momentos.

Ian por supuesto, se pasó por lo más profundo de su culo el hecho de que le rompí el corazón y tal vez el alma también... A Tom.

No le interesa en lo más mínimo y para mí mala suerte, debo fingir que a mí tampoco me importa.

—¿Sarah?— llama por tercera vez el mayor frente a mi. Reacciono de nuevo y lo miró directamente a los ojos —Srta Thompson— corrige encogiendo se de hombros de la vergüenza —Lo siento, yo no quise...—

—No te preocupes. No me molesta que me llames por mi nombre— embozo una sonrisa genuina y el me la devuelve con vergüenza.

Hace más de veinte minutos que dió por terminada la cita y sigo sin responder su pregunta.

Me invitó a salir, pero solo a un café o algo así entendí.

—No has respondido mi pregunta— su voz tiembla, como si le aterrara hablarme.

—Si, no hay problema— asiento ladina y cierro mi agenda.

Marck se levanta de su lugar y yo del mío sin antes arreglar todas mis cosas en su respectivo lugar.

Finalizó colgando mi cartera de mi hombro y emprendo camino hacia la entrada de mi oficina. El mayor me sigue detrás y ambos salimos del lugar.

Yo vine en mi propio auto, el en el suyo, así que cada uno llegará por su parte al lugar donde pasaremos "un rato diferente" si así puedo llamarlo para alentarme a mi misma.

Espero que Marck no sea otra patada en los huevos para mí asquerosa y horrenda existencia.

El lado bueno de todo, es que tiene buen gusto con respecto a los distintos lugares que antes me ofreció para sentarnos a pasar lo que resta de la tarde.

—Este lugar es encantador— confieso hipnotizada por la especular fachada del pequeño café al que hemos llegado.

Las decoraciones son con distintos tonos de marrón y algo de amarillo con dorado. Las luces son bajas, acordes con el ambiente y por supuesto el espectacular aroma a café recién preparado te recibe.

«Nada mal»

Una mujer de aproximadamente veinte años, tes blanca y cabello castaño, se nos acerca ofreciendo nos una de las mejores mesas. Ambos aceptamos gustoso y tomamos asiento frente al enorme ventanal que da con la calle.

—Crei que te gustaría algo privado sin tantas personas al rededor— comenta con timidez. Sus mejillas rapidamente se colorean resaltando el verde de sus ojos.

I Just Wanted To Love You (Sarah Thompson) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora