I Just Wanted To Love You (Sarah Thompson)

El cargo de conciencia.

Bien, este cap se lo dedicaré a mis otras lectoras que también han dejado lindos y graciosos comentarios en mis historias.

CendellyCoroy ❤️ Eve21032003icloudcom ❤️ Tiarayasmin ❤️ Valeria603448 ❤️ tommwszk ❤️ Miriam670759 ❤️

Y no sé quién más mis lindas:(... Si alguna ya había dejado comentario pero no la he mencionado por favor dígamelo que yo le dedicó su capítulo.

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Nueve meses después.

Sarah Thompson.

—Un año Sabrina ¡Un año!— reclamo señalando a la menor —¿Y no te gusta bañarte?—

Ya ha pasado un año desde que nacieron mis niñas y no es algo tan sencillo como lo esperaba. Creí que teniendo la ayuda de papá y la abuela podría lidiar con todo más fácil pero me resultó más complicado a medida que pasaban los meses.

Hoy es el cumpleaños de mis hijas y el día más difícil para mí... Porque también es el cumpleaños de Tom y no es para nada sencillo saber que mis grandes amores cumplen el mismo día que yo morí en algún momento.

A demás, las niñas son un verdadero desastres. Para tener solo un año, son muy rebeldes, inquietas, gritonas... Todos lo que me saca de mis casillas.

Pero tal vez sea una lección de vida, para aprender a tener más tolerancia con las personas.

Aunque no soy la única. La abuela a penas les tiene paciencia y papá las conciente en todo. Justo como lo hacía conmigo y ahora entiendo porque mamá lo regañaba tanto por eso.

—¡Juliette!— vuelvo a regañar en un tierno forcejeo.

Quise variar con los segundos nombres de mis hijas (nada como el mío por supuesto). Sigo creyendo que es el más horrible de todos.

Samantha Edelain y Sabrina Juliette. Completamente diferentes y muy lindos para mí gusto.

También llevan mis apellidos ya que no podía ponerles sus verdades apellidos. Se supone que Tom cree que estoy muerta y necesito su autoridad para hacer eso.

Así que... Mis hijas son una versión diminuta de mi.

Cabellos negros, ojos azules y saltones, labios rosados, tes blanca, nombres parecidos a los míos al igual que los apellidos, pero la perfecta nariz la heredaron de su padre. Es lo único en lo que se parecen a Tom.

—¡Ya basta!— nalgueo a mi bebé.

Sabrina abre sus enormes ojos de par en par y yo le copio la acción igual de sorprendida. Jamás le había puesto una mano encima de esa manera a mis hijas, y ahora que lo hice... Me dolió más a mi que a ella.

Mi pequeña comienza a llorar desconsolada y mi rostro de sorpresa se ablanda a uno triste viendola derramar lágrimas por mi culpa. 

Tomo de inmediato la toalla de baño y envuelvo a mi hija en ella. La acunó entre mis brazos e intentó arrullarla pero sigue llorando.

Mis ojos pican y se vuelven aguosos. Pronto salen lágrimas de ellos y apretujo a la pequeña en un cálido abrazo.

—Perdoname princesa— su llanto comienza a sesar y solloza tiernamente mirándome a los ojos de nuevo.