CAPÍTULO 12

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— Verga  — soltó sorprendido ingresando a su casa, la sala estaba invadida por tantas cosas que no diferencia que eran. Su mirada recorrió cada espacio hasta toparse con una cabellera corta y una figura tan exótica que se le hizo imposible no examinarla de pies a cabeza, su cuerpo era curvi y esos pechos tan grandes lo mareaban ¿No le dolerá la espalda? Era su cuñada Seiren — estoy en casa — avisó dejando los zapatos en la entrada.

— Ya era hora ¿Por qué no tienes la descendencia de llamarme? — cuestionó su madre desde la cocina, reprochándole con su mirada su falta  — te fuiste el sábado por la tarde, JiMin ¿Sabes qué día es hoy? Estamos a miércoles.

— Perdón — fue lo único que dijo manteniendo sus labios apretados — hola Seiren, Yong-Sun — saludó con media sonrisa casi forzada, con su hermano no se hablaba porque meses atrás habían tenido una fuerte discusión y la razón era el embarazo de Abel — ¿Podemos hablar, mamá?

Pidió tajante, comenzando a caminar hacia su habitación, había tomado una decisión que obviamente todavía no había consultado con su madre pero si con Yoongi. La señora Park le echó un vistazo a su hijo y nuera antes de caminar detrás de JiMin.

Dejó el bolso sobre su cama, Bel estaba recostada en el sillón con Nikki en sus brazos, le sonrió y se acercó a ella dándole un pequeño y suave beso en la cabecita a su sobrino, estaba dormido, tomando su siesta de dos de la tarde, JiMin le había enseñado a Abel bañar a Nikki antes de cada siesta para que durmiera fresco y limpio.

— ¿Hiciste lo que te pedí, Bel? — preguntó acariciando la regordeta mejilla del bebé. Su hermana asintió dándole palmaditas en su espalda— gracias.

Ella negó haciendo un sonido con su garganta, le dió una mirada y sonrió — te ves bien — le había dicho luego de ver como la felicidad brotaba de su rostro — JiMin.

— ¿Pasa algo, Bel? ¿Te encuentras bien? — inquirió preocupado, agarrando el mentón de su hermana para verla fijamente — estás pálida, ¿Qué tienes?

— Hay algo que no te he contado, pasó el sábado luego de que te fuiste y Taehyung también lo hiciera.

— ¿De qué trata? — sentándose en el borde de la cama, JiMin miró a su hermana con atención — ¿Es sobre la pelea? Taehyung ya me lo contó y Momo también.

— No es sobre eso, me pasó algo y descubrí algo bastante turbio que te volará la cabe-

— ¿De qué quieres hablar, JiMin? ¿Estás enojado por qué tú hermano está ocupando tu habitación? — su madre entró al cuarto, interrumpiendo las palabras de Abel, la chica calló poniéndose de pie

— Luego te cuento — musitó en su oído, sostuvo a Nikki bien y salió de la habitación.

— ¿Y bien? — cruzó sus brazos esperando una respuesta, estaba enojada porque en cinco días no supo nada de JiMin. — ¿Y ese bolso qué?

JiMin giró su rostro hacia el bolso, antes de venir le había pedido a su hermana que le empacara unas cuantas mudas de ropa porque se iría.

— Me voy — avisó poniendo sus manos en sus caderas —, me quedaré en el departamento de Taehyung unos días en lo que nos mudamos.

— Este departamento es para lo único que nos alcanza JiMin, de acuerdo, nos mudamos ¿Y después qué? ¿Cómo pagaremos el alquiler, los servicios? Si en otro distrito los arriendos son más caros.

— ¿Y que esperas? ¿Qué nos quedemos aquí viviendo como sardinas? No mamá, Yong-Sun y Seiren necesitan su espacio, pronto serán padres, Bel necesita su espacio, yo necesito mi espacio — dijo con un tono de voz más elevado que el que siempre usa para hablar con su madre — nos vamos a mudar y si no te gusta te quedas aquí con Yong-Sun y Seiren porque yo me llevo a Abel y a Nikki.

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