CAPÍTULO 23

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Sonrió dejando caer su cabeza hacia atrás, separando los dedos de sus delgados labios para a continuación expulsar el humo tanto por la boca como por la nariz.

Su mente había encontrado la paz después de tanto tiempo, estar echado en una cama era la segunda peor cosa que ha experimentado a lo largo de su vida. Tener una sobredosis no estaba en sus planes y tampoco lo evitó cuando su madre lo riñó por su comportamiento tan infantil al querer que el sufrimiento que le dejó aquel chico tan peculiar se esfumara, pero como todas las veces, no le hizo caso y se drogó hasta que estuvo en una realidad donde JiMin estaba a su lado, diciéndole que lo amaba.

Se burló, recordando que era él quien le decía esas palabras, JiMin nunca se las había dicho, hasta dudaba de que sintiera algo por él, porque mientras él estaba descargando el dolor en botellas de alcohol, drogas y llanto; JiMin estaba normal, disfrutando de su vida como si jamás hubiera existido lo que hubo entre ellos.

— ¡Yoongi! — llamó con euforia desde la entrada de la sala, caminando apresuradamente hacia donde estaba el hombre — te extrañé.

Confesó con media sonrisa, parándose frente de él con sus manos en su diminuta cintura, interesándole poco el estado en que se encontraba.

— Jen-nie — murmuró levantando la cabeza para ver la fémina. Sonrió de lado, poniéndose con dificultad de pie — ¿Qué mierda haces en mi casa?

— ¿Acaso no estás feliz de verme? — echó sus caballos hacia atrás, dándole una mirada coqueta a su ex pareja. Yoongi se volvió a reír; recorriendo su cuerpo desnudo con su mirada —, tu mamá me mandó hacerte compañía, supo que estabas muy solito y no quería verte así por alguien que ni siquiera vale la pena ni el tiempo.

— Eres un perra, Jennie —, relamió sus labios, dándole una fuerte calada al cigarro para luego botarlo y echárselo a la chica en su rostro —, Vanessa te odia y dudo que te haya pedido venir.

Ella asintió, su ex suegra no la puede ni ver en pintura, la odia hasta la muerte solo porque no era suficiente para su hijo. Jennie también le tenía rencor a Vanessa, porque según ella; nadie estaba a la altura de su hijo.

— Hablaba de Galilea — respondió arrugando su boca, a ella le encantaba verlo en ese estado tan deprimente, dejaba ver lo miserable que era su vida — Yoongi, crucemos la línea.

— Las zorras como tú me caen mal — expresó tomándola fuertemente de sus cabellos, jaló su cabeza hacia atrás y rozó con intención sus narices. Jennie jadeó tomando un respiro, estirando sus labios para besarlo —. Viniste a que te coja, ¿No?

— ¿Y qué sí es así?

Soltó una risa nasal, Jennie era insaciable en la cama y a él le encantaba eso, lo zorra nunca se le iba a quitar. La empujó con dureza contra el sofá, se aflojó la corbata, se quitó el saco y se subió las mangas de la camisa.

— Abre las piernas — ordenó mordiendo su labio inferior, bajando la mirada para verle su intimidad. — ¿Ya estás mojada?

— ¿Lo averiguamos? — respondió con una pregunta, abriendo sus labios vaginales para mostrarle su hueco que chorreaba porque su ex se la metiera de nuevo —, me tienes tan mojada — informó introduciendo un dedo —, dime, Yoongi, ¿Él te lo hace mejor que yo?

— Mejor cállate, no le llegas ni a los talones a mi esposo — confesó arrodillándose delante de ella, haciéndola abrir mas sus labios — ¿Llamas a esto mojarte? — preguntó pasando un dedo por su clítoris hasta llegar a su hueco y hundir su dedo en esa profundidad — ya no vales nada para mí, así que, cámbiate y lárgate — demandó limpiando su dedo en su plano abdomen, Jennie lo miró indignada—, me habían informado que te vendiste con Marco y solo quería comprobarlo, que bajo has caído, razón tenia mi madre al decir que no eras lo suficientemente buena para mí.

𝐖𝐞𝐛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora