CAPITULO 28

1.1K 141 14
                                    

Mordió sus labios sin apartar la mirada de la pantalla del celular, pensando en qué debería de responder ante aquel mensaje tan inesperado que le mandó su hermana Abel, a su cuñada le harían cesárea de emergencia en las próximas horas luego de que le maduren los pulmones al bebé, no era para alegrarse, Seiren tenía los mismos meses que Taehyung y el miedo de que el bebé no sobreviva lo siente incluso él.

Echó sus cabellos hacia atrás cruzándose de piernas, tomó un pequeño suspiro y miró a Yoongi estacionar el auto frente a un gran portón negro.

Más tarde hablaría con Ari.

— ¿Ya llegamos? — cuestionóviendo a su alrededor con atención, estaban en una finca y le sorprendió el montón de que gente que habían trabajando.

La mayoría eran mujeres.

—Si, ¿Vienes o te quedas? No creo que quieras ver lo que hay detrás de esa puerta — se quitó el cinturón de seguridad, viendo por el parabrisas como trabajan, Harry los tenía al trote —me puedes esperar aquí en el auto, prometo no demorar.

— Te acompaño, no me quiero quedar solo — se apresuró a decir, quitándose el cinturón, Yoongi se echó a reír, bajándose del auto una vez que uno de sus sirvientes le abrió la puerta.

JiMin lo miró rodear el auto para abrirle la puerta, su corazón sintió un paro al verlo, no era la primera vez que lo hacía pero se sentía como el primer día en que le abrió la puerta con una sonrisa encantadora y una mirada enamorada. Soltó una risita nerviosa; tomando su mano, Yoongi le besó el dorso y le ofreció su brazo para caminar. No se negó, era un caballero que con cada acción que realizaba se sentía en un cuando de hadas.

— Gracias - besó sus labios, guardando su celular en el saco, sintiéndose incómodo por todas las miradas que se llevó— ¿Me veo feo o por qué me miran tanto?

- Te ven porque eres lo más precioso que sus ojos hayan capturado en lo que llevan con vida— explicó dejando un beso en su cabeza, las puertas se abrieron y la inmensidad de la sala los recibió con mujeres desnudas, recogiendo cada objeto que había — es su uniforme de trabajo.

— ¿Una tanga brasilera? — más que una pregunta era una afirmación, Yoongi asintió rascando su nuca, JiMin se lo quedó viendo un par de segundos más en los cuales Yoongi contuvo la respiración en sus pulmones— ¿Por qué hay camiones de mudanzas? ¿Es por lo del viaje?

— Pueden volver a su trabajo — ordenó, las chicas asintieron deshaciendo la fila que hicieron para recibir al jefe — sí, no quiero que nada me haga venir a Corea de nuevo, ahora nuestras vidas estarán en Nueva York.

— ¿Quieres que te dé un tour por la mansión, JiMin? — Louis sugirió, teniendo sus cosas y estando tres pasos detrás de ellos— Suga tiene que ir a ver cómo va la mercancía y tú no puedes acompañarlo por los químicos que se utilizan en la preparación.

Yoongi le había hablado sobre eso en la mañana cuando se levantaron, se bañaron y tomaron el desayuno, esta era su guarida, los trabajadores se encargaban de hacer la droga en una de las habitaciones y en el salón la empacaban para distribuirla por los diferentes países con distintos modos de contrabando.

Había decido acompañarlo para ver su gran negocio, y no es que JiMin quisiera entrar, él estaba muy lejos de pertenecer a un grupo delincuencial, solo quería involucrarse en el trabajo de su esposo para hacerle saber que lo apoyaba en sus negocios ilícitos que hacia por debajo, porque por encima era un hombre de negocios con una gran trayectoria, ceo de una empresa en Estados Unidos, abogado, y además, fue policía por cuatro años.

La vida le había alcanzado para tanto y JiMin ni siquiera a pisado una universidad y eso que terminó el colegio a los dieciocho años de edad.

— Claro — asintió pasando saliva, esas mujeres no dejaban de verlo y hablar entre sí, lo entendía, era muy bello como para estar en ese lugar de mala muerte—como te drogues tenemos problemas —advirtió mordiendo su labio inferior, lo sujetó de su mentón y besó sus labios.

𝐖𝐞𝐛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora