CAPÍTULO 13

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Suspiró por lo bajo, agarrando con firmeza la mano de Yoongi entre la suya, agarró el algodón y con cuidado más dándole pequeños golpecitos esparció el suero fisiológico por toda su mano pensando en miles de cosas, su cabeza daba vueltas, no había pasado una muy buena noche, tenía ojeras y la falta de sueño se le veía reflejado en su rostro.

No era cansancio, no, JiMin durmió sus ocho horas de sueño como acostumbraba hacerlo, pero la noche de ayer fue diferente, y, a pesar de tener a Yoongi a unos cuantos centímetros de él, sentía miedo, quizá si lo fuese abrazado la historia hubiera sido otra, pero no lo hizo.

— Ayer tenía miedo de ir al baño — comenzó contando, viendo cómo su herida ya estaba mejor que ayer — me levanté con miedo, sentía que si volteaba hacia esa puerta — con su cabeza señaló la puerta que conducía al clóset — vería a una persona.

—Yo te dije que no vieras esos vídeos de noche — le recordó sin apartar la mirada del celular. Yoongi no era muy fan de ese tipo de contenido y no es que le causara miedo, simplemente no creía en eso y le parecía una estupidez— ¿Por qué no me llamaste para ir contigo? Te hubiera acompañado.

— No quería despertarte, te habías acabado de acostar — levantó sus hombros con sus labios apretados, alzó la mirada y sonrió subiendo su pierna en la cama — Yoongi, ¿Tú crees en las cosas malas? O sea, tipo; entidades, brujería y esas cosas.

— No — respondió con simpleza, JiMin tenía buena mano, su herida estaba ya más sana  — ¿Qué te hace pensar o creer que existen ese tipo de cosas?

— Yo no sé si tú ayer alcanzaste a ver a mi cuñada, Seiren lleva con mi hermano nueve años, nosotros  vivíamos en Japón y ellos allá se conocieron por un amigo de mi hermano que era primo de ella — tomó aire para continuar relatando, Yoongi lo veía atento, escuchando cada palabra salir de su boca — ella viene de una familia muy antigua, o sea, era muy tradicional, tenían viejas y cuestionables costumbres, para poder casarse con Seiren, él debía de pagar por ella.

— ¿Venden a sus hijas? — interrumpió para preguntar, de pronto le pareció interesante la plática. JiMin asintió y Yoongi mordió su mejilla interna — ¿Tu hermano cuanto dió por ella?

— No dió nada, nosotros vivimos en un pueblo, mi papá trabajaba y mi mamá también lo hacía, no éramos ni ricos, ni pobres pero tampoco acomodados, muchas veces nosotros pasabamos hambre, solo comíamos una sola comida de tres y eso, mi mamá lo hacía tipo diez de la noche — murmuró sintiendo tristeza al recordar su pasado y las necesidades que tenían — pero así como aveces no teníamos, habían días donde si, la comida nunca faltaba — negó sacudiendo su cabeza, llenando sus pulmones de aire — yo recuerdo que mi papá pidió prestado cien dólares y se los iba a dar al papá de Seiren pero ese señor no los recibió, le dijo que eso no era plata, que le tenía que dar oro, mínimo tres cabezas de ganado y ron que tengan más de cinco años.

— ¿Y tú hermano cómo le hizo si el señor no aceptó la plata? — Yoongi tenía que aceptar que el papá de esa chica tenía razón, cien dólares no era plata, el vendía a sus perras en casi nueve mil dólares cada una, hacia un buen negocio con ellas

— Mi papá le dijo que si no los necesitaba que se los devolviera porque él si los ocupaba — arrugó su nariz, dejó el algodón en el cesto de basura  y procedió a ponerle un vendaje — ellos no hicieron nada, Seiren se opuso a esa compra y ya al mes estaban construyendo su casa en el monte porque ellos viven es allá y el agua ni siquiera es potable porque la sacan de un rio, es salobre.

Yoongi asintió haciendo un sonido con su garganta ¿Qué clase de gente seguía viviendo en un monte en condiciones que no eran adecuadas? Gente loca, pensó con una mueca, tanto que hacían negocios y seguían viviendo en esas condiciones, porque vender personas era un negociaso.

𝐖𝐞𝐛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora