CAPÍTULO 25

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Suspiró.

Los nervios estaban a flor de piel, podía escuchar la suave música a lo lejos, el bullicio de las personas y el sonido de las copas en un brindis cerrando un negocio, agradecimiento, propuesta o buenos deseos.

Esta quizá sería una noche inolvidable dependiendo el desenlace que tenga, sea el resultado que haya, marcaría un antes y un después.

Mordió sus labios pasando saliva, quería poner su mente en blanco pero sus propios pensamientos lo estaban torturando pensado que se podría caer en su entrada o doblarse el pie, todo menos pasar vergüenza delante de todas esas personas.

— Recuerda lo que te dije, JiMin — Louis lo tomó por sus hombros, haciendo que lo viera fijamente — en esta sociedad se comen al más débil, y si quieres llegar muy lejos recuerda esa frase — espectó con seriedad, deslizando sus manos por los brazos de su jefe — piensa antes  de actuar, crea estrategias y utiliza tu cerebro al cien.

— Gracias — murmuró en un hilo, tomando bocadas de aire, se sentía como un chihuahua por la tembladera que tenía — ¿Hiciste lo que te pedí?

— Lo hice, Galilea estará aquí dentro de quince minutos — contestó, JiMin sonrió echando sus cabellos hacia atrás.

— Tu trabajo es tan eficiente que me encanta — movió su cabeza en una afirmación, girándose para verse en el espejo, que, casualmente estaba colgado en la pared — ve con Yoongi.

Louis asintió, ingresando al salón donde la mayoría de los invitados habían llegado, estaban disfrutando de un delicioso champán en compañía de sus familias y amistades cercanas.

— ¿Donde estabas? — preguntó por lo bajo, bebiendo de su copa sin apartar la mirada de los hombres frente de él — ¿Ya llegó JiMin?

— Sobre eso...

— Pensé que JiMin estaría aquí, hijo — Jae-sang interrumpió, palmeándole el hombro — Vanessa me contó que están intentando.

— Así es. — se limitó a decir, poniendo la copa vacía en la bandeja, el mesero le extendió otra pero él movió su mano — es suficiente.

— JiMin es para que estuviera a tu lado, es su obligación acompañarte a todas partes  — comenzó su sermón, Yoongi rodó los ojos, aceptando el vaso de Whisky para ignorar a su padre — si él no es capaz de realizar las tareas que le corresponde como esposo de la mafia no sirve, o te consigues a alguien que sí esta dispuesto a realizarlas o te pones los malditos pantalones con él. Es intolerante esa falta de respeto, si el puesto de Don te quedó grande dímelo para dárselo a JungKook o a cualquiera de mis otros hijos que si son capaces de darse a respetar.

— Hazlo, al fin y al cabo no me importa  — sonrió tomando de un solo sorbo el líquido, arrugó su nariz y decidió mirar a su padre— tengo mis propios clientes y eso no me afecta en nada, pero ya veremos si tus bastardos son tan buenos como yo en este negocio. — habló con tranquilidad, sin borrar la sonrisa de su rostro — otra cosa, vuelves a decir algo referente a mi esposo y no respondo de mis acciones, ya me está hartando no solo tu actitud, sino la de Galilea.

— ¿Ya van a empezar? — riñó Vanessa, tratando de aparentar con una sonrisa fingida su enojo — o se comportan o vamos a tener problemas.

— ¿JungKook ya llegó con NamJoon?;— cuestionó cambiando de tema, era mejor no hacer enojar a su mujer o él sufriría las consecuencias, para Vanessa, sus hijos eran intocables — quiero hablar un par de cosas con él.

Limpiándose la comisura de sus labios  respiró profundo, el estrés y los nervios le hicieron una mala jugada minutos atrás, se habia ido en vómito en todo el pasillo, chorreando todo a su alrededor, corrió con suerte de que las señoras de servicio estaban por ahí limpiando los pasillos del hotel.

𝐖𝐞𝐛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora