CAPITULO 29

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La brisa de la noche lo abrazó, sus cabellos se revolvieron con furia desordenando su flequillo, muy por dentro agradecía habérselo cortado y bajar el volumen con un corte de pelo; bendito había sido el curso que su madre le había hecho tomar a fuerzas en su adolescencia, le hizo ahorrar idas a una barbería.

Suspiró echando un vistazo a su alrededor, cerrando la puerta del piloto, metió las manos en los bolsillos de sus jeans viendo a las niñeras con los niños en el parque.

— Se supone que nos íbamos en la tarde y todavía estamos aquí — murmuró dándole una mirada — no sé que tanto les puede gustar un parque, sabiendo que en la casa tenemos uno.

— JungKook — pronunció su nombre, expulsando el humo por la boca, en noches como esa necesitaba un respiro, olvidarse que tenía una gran responsabilidad encima y permitirse fumar ¿Hace cuanto no lo hacía? Quizá desde que supo de la existencia de la princesa de su corazón, que tuvo con el complemento de su vida— JungKook.

— ¿Qué, NamJoon, que? — preguntó con una ceja levantada, recostándose en el carro y esperando una respuesta por parte de su esposo. Jugó con la argolla que descansaba en su dedo anular sin despegar la mirada de sus hijos.

— Te ves lindo — el contrario sonrió sin poderlo evitar, sonrojado hasta las orejas, amaba cuando aún después de tanto tiempo él le seguía diciendo lo hermoso que se ve y lo bien que le queda todo lo que se pone. Apagó el cigarro con la suela de su zapato, tomando sus caderas entre sus brazos — me gusta ese corte, te hace ver más bonito — lo abrazó, una de sus manos recorrió su espalda hasta llegar a su nuca y enredar sus dedos en las hebras de su cabello —. Y lo suficientemente largo para sujetarte mientras te la meto en cuatro.

— Que rico — sonrió pasando sus manos por sus hombros, mordiendo con suavidad la punta de su labio inferior, incitándolo a pecar en público tal y como lo hicieron hace seis años en un callejón concurrido, con la luz de la luna siendo su única iluminación y espectadora — esa era la idea — murmuró en su oído, un jadeó se escapó de su boca cuando su cuerpo fue empujado contra el carro de manera brusca — si, justo así.

— ¿Por qué estabas enojado en la tarde? — acarició su mejilla con su pulgar, sosteniendo su nuca, acorralandolo en el auto, su disgusto había llamado su atención luego de que Yoongi se haya marchado de su casa junto con JiMin esa tarde— ¿Tu hermano te dijo algo?

Negó resoplando, rascó su frente viendo un punto en específico debatiéndose en sí debía o no decirle, JungKook lo conocía y lo que menos quería era que se armara un problema que él podía evitar manteniendo su boca cerrada.

— No estaba enojado, quizá un poco — suspiró dejando caer sus hombros, no sabia exactamente cómo sentirse en ese momento, su cabeza daba vueltas al igual que los miles de pensamientos que lo rodeaban — hablé un par de cosas con JiMin.

— ¿Cómo qué cosas?

— SeokJin — confesó, mordiéndose la punta de su labio inferior, NamJoon tuvo su atención por completo con la sola mención de ese nombre — desde hace semanss me anda tirando sátiras, y hace como dos días me advirtió que cuidara a mucho a Hanni.

— ¿Por qué no me dijiste nada sobre eso? Si SeokJin te anda molestando me lo tienes que decir para ponerle un alto, no voy a permitirle que se meta contigo ni mucho menos con nuestros hijos.

—Por eso te lo estoy diciendo, no quiero guardarte nada porque Hanni es nuestra prioridad y yo me moriría si le pasara algo a mi princesita.

NamJoon negó, dejando un beso en su frente y otro en sus labios.— Nada de eso va a pasar, yo me encargaré de aquí en adelante ¿De acuerdo?

𝐖𝐞𝐛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora