Me han roto el corazón.

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Me han roto el corazón y no tengo dinero.

No tengo dinero para obligar a mis ojos a cerrarse y no abrirse de nuevo, pronunciarán que es una dramatización, probablemente no les han roto el corazón.

Y es que "romper el corazón" suena a metáfora. Pero el dolor en el pecho persiste, con fuerzas, como si su único cometido fuera empujar una daga de palabras contra el centro de tu pecho.

Me han roto el corazón porque siento la punzada tradicional en el alma, la que no abandona en una noche, desaparece en el día y te acompaña de nuevo cuando la luna se inclina para mirarte.

Me han roto el corazón porque me duele respirar, inhalar oxígeno sin la misma alegría de cualquier otro día.

Me han roto el corazón porque empiezo a desear no haberte conocido, no haberte mirado, tan siquiera haber rozado la tela cálida de nuestras ropas en un compás de pasos.

Me han roto el corazón porque mi rostro no está decorado de expresiones empapadas de miel, está empapado de mar, salado y agrio.

¿Por qué lo has hecho? Eras mi refugio, creí que te había armado cual oso arma su hogar para descansar en tiempo de sueño.

Pues ahora solo quiero dormir, ¿no es curioso?

Dormir parece incluso una forma de no enfrentar la vida, es como morir por horas.

¿Por qué la gente triste duerme tanto?

¿Por qué cuando pierdes a alguien los doctores sugieren dormirte?

Para mi, es simple.

Aquellos que sufren necesitan morir por algún tiempo y así tomar la fuerza adecuada para seguir enfrentando la luz de la madrugada cuando te invada el insomnio.

Tú eres mi insomnio, y es que has roto mi corazón de forma tan cruel que ya no puedo tan siquiera morir, o desearlo, pues aún bajo tierra no cambiaría el hecho de que me has roto el corazón.

Has abandonado mi cuerpo, como si tú fueras mi alma.

Tú eras mi alma.

Ahora ya no hay nada, solo un vacío que sucesivamente me repite que me he quedado sola, y qué para colmo también me han roto el corazón.

Todos llegaremos a un punto donde nuestro cuerpo ya no sube ni baja, no se contrae, tampoco se libera.

Yo siento que me he adelantado a ese punto. Hoy me contaron que no es nuestro cuerpo el que siente el dolor, sino nuestros nervios.

¿Qué te parecía decir que me has roto todos los nervios? Has abusado de ellos como si tú necesitaras estrangular mis sentimientos y dejarme caer.

Dejarme caer al agua, al abismo, al fuego.

No sé si me ahogo o me quemo.

No sé cuál sería peor justo ahora porque siento las dos, mi mente se llena de agua inundando las palabras, buscando que las letras broten de mis ojos inyectados de sangre. Mis manos se queman, y las esquinas de mis ojos también, se enrojecen como las llamas de una chimenea, así me ha dejado.

Intenta romper un vidrio y armarlo, luego verte. Jamás será posible que detalles el mismo reflejo del pasado, ahora hay grietas, se desconfigura, ha perdido la confianza como para solo ser una pieza, así me has dejado.

Me han roto el corazón, en plural.

Porque yo dejé que pasara, te di la confianza entera, te di el martillo, el cuchillo, la lanza, la daga, todo aquello que corte, incluso te regalé la capacidad de usar tus dedos, creo que con eso has roto mi corazón. Con todo aquello.

Aún así, podría usar todas esas armas en contra de mi mano y no dolería tanto.

No tanto como mi corazón, mi corazón estrangulado.

No sé en dónde está mi corazón porque ya no lo siento, se ha desangrado, se ha vuelto nada.

Tal vez nada sea mejor que un corazón roto.

Me han roto el corazón, tú y todos aquellos que no comprenden, pues hoy en día la gente necesita verte sangrar para admitir que tienes el corazón roto.

Eso no es preocupante.

No es preocupante porque al final del día mis venas sangrarán, mis muñecas caerán y el agua de la tina imitando el mar me llenará, y todo aquello porque me han roto el corazón.

-Rouse.

LAS CARTAS DE AMOR QUE NUNCA SE ENVIARONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora