Mi amor y yo.
Y no me refiero a alguna persona que se atreva a acompañarme todos los días de mi vida.
Me refiero a mi amor y yo, lo que en pocas palabras no dichas significa: yo.
Pues es que siempre he sido yo y nada más que yo, nunca hubo otro amor en mi vida más que el poco que tuve que aprender a tenerme.
Siempre he sido mi amor y yo porque nadie ha decidido acompañarme, ¿será mi culpa?. Que no tenga un amor no significa que nunca haya querido uno, que no lo haya tenido, pero como explicar el sentimiento de un amor real y uno que es pasajero, todos somos capaz de identificar entre lo pasajero y lo que dura, y es que realmente no importa cuanto dure pero se supone que debe durar, ¿no es así?
A veces me cansó, me cansó de solo ser mi amor y yo, ese amor que solo se puede leer entre los libros y solo se puede suspirar escurrida en un mueble viendo películas.
Esto es para mi amor, porque ansío que llegue uno tanto como las orugas ansían ser mariposas libres y es que mi alma quiere ser libre, para muchos ser libre implica no tener una mano que agarrar, no tener a alguien a quien explicar, y nunca pero nunca tener a alguien con quien intimidar secretos.
Pero para mi nunca ha sido así, deseo tener a alguien con quien compartir el tacto de las manos y el olor a café que suelen narrar protagonistas de una historia con final feliz.
Finales felices, siempre me han gustado porque te brindan una venda al alma que tanto ha destruido una sociedad nueva buscando la idenpendicia.
Finales tristes, los que más odio porque sé que son los más reales de todos. La partida de un amor es lo que más duele.
Pero dios, ni siquiera he sentido aquello, ¿lo deseo? No, mi corazón desea seguir latiendo por completo pero latir con mi amor y yo.
Mi amor y yo porque siempre ha sido mi amor a los libros, y yo, aquella que intenta internarse tanto ellos hasta el punto de llorar.
Mi amor y yo porque siempre ha sido mi amor a la música, y yo, aquella que se interna entre melodías pasajeras hasta el último clic.
Mi amor y yo porque siempre ha sido mi amor hacía los paisajes, y yo, aquella que los comparte sola...
¿Y es que no sería emocionante? Dedicar cada nube, cada figura presente en instantes que nos regalan las estrellas, dedicar la luz de la luna a la luz de una mirada que se encarga de impactar la tuya con tanta fuerza que refugiarse en sus ojos no sería suficiente.
La gente dice que soy muy joven para amar, ellos creen que no entiendo la libertad de los 70's.
Ellos creen que no entiendo las letras del rechazo al miedo mientras aquella persona se quedé junto a ti.
Y es que si no existiera el amor tal vez sería más fácil desprenderme a la idea de vivirlo.
Y es que tal vez si no fuéramos mi amor y yo, no estaría empeñada a aferrarme a desligarme de la soledad.
Mi amor y yo no mentimos, somos una nube, sólo que él es aquella lluvia, aquella Evangeline, y yo soy quien la observa, mi amor, mi amor es lejano a mi tronco, a mi árbol, mi cuerpo frío con necesidad del calor de sentir el ácido de la lluvia y la presencia de las estrellas.
Mi amor y yo a veces deseamos cerrar los ojos y encontrarnos inesperadamente, amarnos.
¿Sabré yo que es amar con desesperación?
Pues claro que lo sé, amo con desesperación, intensidad, fuerza y delirio aquella idea del amor.
Si escribes en tu celular qué es el amor relata que es desear vivir todo lo bueno con una persona.
Yo estoy dispuesta a vivir hasta lo malo con tal de sentir algo.
Pues mi amor y yo no llenamos el vacío de los dos.
Él tendrá que soltarme, y yo estaré preparada, porque al fin y al cabo, ya estoy acostumbrada a que seamos:
Mi amor y yo.
-Rouse.
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LAS CARTAS DE AMOR QUE NUNCA SE ENVIARON
ŞiirSon trece las cartas que nunca se enviaron, y que están presentes en la memoria para aquellos a los que fueron escritas, un dolor, un amor, una historia plasmada en letras que su humilde escritora espera que ustedes puedan entender, puedan sentir. M...