Me miró a los espejos en la noche cuando lavo mis manos, el agua cae lentamente y se hace tormentosa cuando todo lo que huelo y aspiro es tu olor.¿Cómo pudiste? Suena en mi cabeza por las noches y los momentos en que mi mente se queda en blanco.
Estoy herida, había una cicatriz cerrada.
La tomaste, metiste los dedos en ella y no paraste hasta hacerme sangrar el corazón.
Y sonrío para engañar al dolor, pero solo yo sé cuánto me dueles.
Te creí cada palabra, cada mirada que intentaba decirme que mentías.
Nunca tuviste intención de quedarte y yo nunca tuve intención de negarlo.
¿Cómo pudiste?
Volverme tan vulnerable, ponerme de rodillas, ver la sangre, las rocas clavadas y no hacer nada.
No me pediste que parara antes de caer al vacío, no me sostuviste, me viste caer mientras la paz te rodeaba.
Me estaba ahogando, sostenias la cuerda.
Me estaba desangrando, presionaste el gatillo.
¿Cómo pudiste?
Me pediste que te quisiera, cuando sabías muy bien lo capaz que era de amarte, de destruirme por ti.
¿Cómo no fuiste capaz de pararme antes?
¿Cómo eres capaz de pararme ahora?
El humo solo lo hizo peor, pero nunca fue tan malo como los gritos de mi mente rogando por verte.
Quisiera preguntarte cómo se siente romperme tanto, saber que tenías el poder, usarlo y ahora pretender que nunca lo tuviste.
Siempre tuviste la fuerza, siempre pudiste arrastrarme y ahora lo haces.
Hoy me duelen las palabras, mis labios están rotos y tú sigues con simpleza.
Me arde que puedas seguir tan tranquilo.
Me arde que no te duele mi dolor.
Me arde el hecho que no te importe.
Me arde saber que nunca me quisiste de verdad.
¿Cómo pudiste?
Encontraste mis pupilas lastimadas, te sujeté la mejilla y te pedí que hicieras cualquier cosa.
Cualquier cosa que no implicara quebrar el cristal de mis ojos nuevamente.
Eras consciente, tus manos duras y frías eran conocedoras de mi dolor, de mi miedo.
Necesito olvidarte, sacarte de mi mente, pretender que no existes pero es imposible y no por lo extrañamente especial que me resultas.
Es imposible porque te metiste en donde nadie nunca entra.
En mi alma.
Me duele el vacío que dejaste, porque llenaste un hueco gigante con cenizas.
Luego soplaste y entonces estaba llorando.
¿Cómo pudiste?
Tomar mi mano, mi mano hecha pétalos y luego apretar la flor hasta destrozarla, hasta romperme.
Yo era esa flor, una que podía ser feliz con palabras y promesas estúpidamente falsas.
Te odio, te odio, te odio.
Me mentiste, tomaste el oro y te largaste.
Lárgate de verdad, lárgate entonces, lárgate y no me dejes a medias intentando no sollozar cada vez que te veo.
Lárgate y no mires lo lastimada que dejaste mis esperanzas, mis dolorosas ilusiones al creer que me querías.
Hoy no te cuesta irte y sé bien la razón.
Nunca quisiste quedarte.
Y fuiste culpable de escapar.
Escapaste y mis manos estaban atadas.
Atadas al lugar donde creí que estaríamos.
Hoy me ves y evitas quedarte respirando en cercanía a mi presencia.
Y me duele, me está quemando.
Pero me duele más saber que nadie te obliga, tu mismo lo haces.
Hubiera preferido que me rompieras el rostro, las manos o piernas.
Morado, verde y azul.
Golpes.
Pero no, tomaste mis alientos y te los llevaste.
Tomaste mis ganas de enamorarme en tus manos.
¿Cómo pudiste?
Permitir que te amara sabiendo que te perdería al abrir los ojos y despertar.
Hoy me sueltas la mano, las golpeas mientras ellas se niegan.
Ellas podían seguir rozando tu falta de querer.
Ellas podían seguir soportando la indiferencia.
Ellas podían seguir lidiando con tu poca importancia sobre mi.
Raramente me he roto estos días.
No como siempre escribiría, adentro no.
Me lastimo afuera, y no me importa.
Lo único que he notado es que aunque muriera en tus brazos.
No te importaría.
¿Cómo pudiste?
Hacerme conocer la desesperación, la tristeza, la soledad.
¿Cómo pudiste?
Tirarme al vacío sabiendo que confiaría en tu mano.
Yo no era feliz, pero tampoco miserable.
Hasta que te conocí.
Hasta que sonreíste.
Y entonces desde aquel día no dejo de sangrar.
¿Cómo pudiste?
—Rouse
Catorce.
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LAS CARTAS DE AMOR QUE NUNCA SE ENVIARON
PoetrySon trece las cartas que nunca se enviaron, y que están presentes en la memoria para aquellos a los que fueron escritas, un dolor, un amor, una historia plasmada en letras que su humilde escritora espera que ustedes puedan entender, puedan sentir. M...