Lo peor es que te conozco tanto.

480 32 6
                                    

Antes de iniciar con cualquier palabra, o mensaje mal escrito me gustaría agradecerme a mi misma, por atreverme a realizar pequeños intentos. Y a todos aquellos que me han acompañado en mi corta vida a fantasear.

....Y a la profe Paula, por inspirarme en sus clases injustamente cortas de Español.

Tanto, te conozco tanto que es imposible dejar tu presencia en manos de cualquier otro.

De cualquier otra que evoque tu mirada y no encuentre nada porque me he llevado todo.

Cada pétalo que decoraba tus ojos.

Ojos que ya no son míos y quieren encontrar la conexión en cualquier otro.

Otro par de ojos que jamás será capaz de entender las palabras que no son dichas pero que soy capaz de leer en tus ojos.

Lo peor es que te conozco tanto, que nadie nunca será capaz de leerte como yo lo hacía.

¿Acaso sabrá cómo pasar la punta de los dedos por las líneas que recorren tu piel?

¿Acaso podrá tan siquiera mirarte a los ojos sabiendo que nunca los podrá entender?

Te has marchado y tú ausencia ha marcado un vacío.

Tu mirada se ha llevado tus pupilas cuando me abandonaste.

Cual padre en busca de cigarrillos que calman la ansiedad.

Tu eras esos cigarrillos, que aún llevando la advertencia de su daño en la portada.

Tu contenido sigue siendo el refugio de muchos.

Sabía en lo que me metía, sabía que eras esos cigarrillos con advertencias tachadas en lo intangible de tu piel.

Aún así me aventuré cual hombre con una mochila llena de sentimientos que ya estaban rotos.

Lo peor es que te conozco tanto que ya sé todo de tu vida, y aunque me quedará por saber, lo averiguaría.

Lo peor es que te conozco tanto que jamás será suficiente cuanto intentes encajar otra pieza en tu rompecabezas.

Lo peor es que te conozco tanto que escribiría libros enteros de lo que es de tu vida.

Y lo peor es que te conozco tanto que se que tú no me incluirías entre las letras de tu vida si tuvieras que contarle a cualquier otro.

Cualquier otra lo que es de tu vida, porque sé que no serías capaz de relatar en tus versos que el núcleo de tu cuerpo latió por mi.

Lo peor es que te conozco tanto que no serás capaz de contar que tus latidos son míos.

Siempre lo serán.

Nadie nunca sabrá cómo hacer que pares de llorar, cómo hacer que tus lágrimas dejen de recorrer los poros de tu piel.

Tu fuiste esa persona que se ha llevado el brillo de mi mirada.

Tu fuiste esa persona que avivó el brillo de mi mirada.

¿Cómo puede alguien encender tanto el corazón de otro para luego apagarlo como si de un fósforo se tratara?

¿Es que acaso nunca entendiste a mi corazón?

Mi corazón nunca tuvo que traducir nada.

Nunca tuvo que darte palabras entre indirectas porque mis honestas palabras siempre te fueron directas.

Tengo lombrices en el alma, porque así se siente tu partida.

Porque no te has ido pero creo que sería más fácil si así fuera.

Porque mi latente no estaría sintiendo que las mismas lombrices que se comen mi alma, se comen mi corazón.

Me cortaste las alas, ¿cómo pudiste hacer aquello?

Ahora todo el humo que intenta nublar ese recuerdo se queda en el aire.

Porque te conozco tanto que mi mente busca volar y borrar ese conocimiento.

No, me rehusó a conocerte tanto, lo peor es que eso no es lo peor, lo peor es que nunca sería capaz de juzgarte por cada hecho que me has contado.

Ni siquiera el hecho de que decidiste cremar mi corazón.

Son aquellas cenizas pasajeras que harán que mi corazón reviva.

Pero lo peor es que eso solo lo podría hacer tu voz al anunciar tu regreso.

Y aún así me contradigo y sé que te esperaría.

Aunque los días no tuvieran veinticuatro horas sino veinticinco, te esperaré aunque sean mil años los que necesites para recordar que te conozco tanto.

En fin, todo ese placer de nuestras palabras se queda en el viento.

Al igual que se queda olvidar lo peor que es conocerte tanto.

-Rouse

LAS CARTAS DE AMOR QUE NUNCA SE ENVIARONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora