Yo me despido hoy de ti.
Me despido no porque quiera, sino porque me he resignado a no tenerte.
Porque he decidido que duele menos extrañarte que llorarte.
Me largo ante la ausencia de tu querer.
Nunca he presentado explicaciones ante mi crimen.
Ante ser tu cómplice.
No me preguntes la razón.
Es que no la sé, pero a nadie le he contado de nosotros.
No con veracidad, no de lo que vivimos, de las mañanas soleadas y las tardes de lluvia.
Nadie sabe y he prometido que nadie lo sabrá.
Lo prometo hoy.
Porque ha sido de los recuerdos más gratos para mí alma.
A nadie le he contado de lo que hicimos, o de lo que no.
Me he confirmado con que piensen que eres el malo y yo la que cayó.
Porque mi boca no ha sido valiente para contarte.
Para narrar la vida en una memoria.
Y nunca lo hará, porque aunque trate no podría explicar el peligro.
Tienes razón, ahora ya no escapamos de nadie.
Ya no tengo miedo de ser descubierta.
De que me arranquen el mantel.
Ya no me aterra seguir mintiendo.
Pero ya no te siento.
Me despido porque se me ha hecho grietas el corazón al tener que olvidar algo tan intenso.
Tan vívido.
No te miento, lo sabes.
Te callo, y bien dicen que no somos lo que cuenta la incertidumbre de gente.
Somos lo que callan.
Y tú eres ese silencio que nunca cambia.
Te amo, porque me hiciste reír.
Te amo, porque hiciste lo grave pequeño.
Te amo como el humo.
Cenizas que has dejado al alcantilado.
Tu música me resuena en los oídos y esta torpe juventud no me deja explicar.
Mis ojos ya no se inundan.
Lo hace mi mente.
Mi estómago cuando siente tu olor.
Y me arde el pecho.
Arde al pensar lo prontamente lejos que estaré de ti.
Para ti no fue nada de otro mundo, nada especial.
Para mí fuiste un paraíso, lo más real.
La más extraña locura que contaré en estado de óxido.
Estarás entre mi historia cuando conozca a otro hombre.
Estarás aunque sea incapaz de pronunciar tu nombre.
Estarán tus números en mi piel aunque nadie sepa la significación.
Me has hecho sentir culpa.
Me has hecho sentir bella.
Me has hecho sentir espléndida.
Amanece, atardece, anochece y soy inepta para no pensarte.
No te sueño, aunque imploro al cielo por hacerlo.
Te volviste mi asesino.
No fui víctima.
Fui la cómplice.
Se me revientan los oidos al saber que caminas en la misma tierra y yo no puedo correr a ti.
Mis cantos se han perdido.
Desafinado.
Y desearía no haberte encontrado.
Y de ser así vivir solo lo maravilloso.
Sabes que me quemo pero estás enamorado.
Me despido porque sé que si vuelves yo también lo haré.
Déjame plantada, olvidada y enterrada como aquella roca de clases.
Te miré desde una ventana con los ojos rotos, imaginando cómo se siente tu amor.
Aunque ya lo sepa.
Mi engreído, te extraño.
Y no espero que otros ciegos lo vean.
Porque yo soy sorda y no escucharé.
Veo atrás y choco porque intento tocar lo perdido.
El pasado.
Me pregunto congeniada si lo he desaprovechado.
Te odio más que nunca.
Por no contestar sabiendo que te he bloqueado.
Te cuento mis días en ese usuario, te cuento como me hiciste sentir ayer cuando te vi y hoy que ni tu escoria sentí.
Y quién ha de saber cómo será el mañana cuando te vuelvas polvo y yo esté lejos.
Mi tonta inocencia, apretada y agrietada aún aspira conocerte en unos años.
Sin correas, sin culpas por otros.
Sabiendo que si me caigo ha sido mi entera responsabilidad.
Me despido, idiota.
Porque no quieres que me quede y yo ya tengo que irme y seguir.
Ya no seré joven y tú tampoco, hay más que aspirar.
Y aunque sea un lamento entero.
Mañana seré la luna.
Y tú el sol.
Mientras anhelo un eclipse.
Pero no camines a mi lado porque se me derrumba el suelo.
Tiemblo.
Toma tu verdad.
Toma lo que vivimos y olvídalo.
Porque tú ya quedaste incrustado en mi.
Engreído..
Me despido de ti.
-Rouse
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LAS CARTAS DE AMOR QUE NUNCA SE ENVIARON
ŞiirSon trece las cartas que nunca se enviaron, y que están presentes en la memoria para aquellos a los que fueron escritas, un dolor, un amor, una historia plasmada en letras que su humilde escritora espera que ustedes puedan entender, puedan sentir. M...