¿No es curioso como la gente busca olvidar a otro? ¿Acaso eso es posible?
Olvidar a una persona, olvidar un intercambio de palabras, eso es algo complejo.
De ahí el contacto cero, cero palabras las que intercambiaremos, en un futuro porque eso ya no es posible ahora.
Cero, cero recuerdos nuevos por crear, porque jamás van a existir de nuevo, mi corazón arde ante la ausencia de tu voz y la obligación de tu partida, mi corazón arde ante la idea de tener que ignorar tus palabras. Ignorarte sabiendo que estás ahí, obligarme a hacer que no te vi, cuando tú sabes que te vi, que te veo, y te veré. Ese disimulo a que no me duele lo que me dijiste, a que no me duele la danza que hicieron tus labios para anunciar que te ibas, que ya no volvías, a insultarme entre miradas.
Insultar mi amor.
Cero, cero las veces que nos amaremos de nuevo, un contacto que ha puesto mi corazón ante la idea de romperse, ante la idea de quebrarse otra vez.
Cero, cero son las promesas que cumpliste, prometiste amarme, prometiste cuidarme y estar ahí siempre. ¿No te han enseñado que las promesas se cumplen? No tenías que colmar mi mente de ilusiones para luego agitarme y saber que nunca las cumplirás, eso no se hace. ¿Acaso no lo sabías?
Tú hiciste esta tarea, tú obligaste a mi cuerpo a desentenderse con el tuyo, con tus acciones, palabras, reclamos, ignorancia, ausencia. Este es mí contacto cero.
Las personas no son capaces de olvidar a menos que obligues a su mente a hacerlo, desearía tener ese poder, esa habilidad de no conocerte, de todos los días olvidar algún aspecto tuyo, de tu posesión, olvidarte por completo.
No es justo que no te importe, quiero que te arda lo que hago, que sepas que lo merecías, lo mereces y lo merecerás.
Contacto cero, es como oler una flor, aspirar su aroma todas las horas que manifiestan los días y un día tener que forzarte a no olerla más, a no verla, a no pensarla, a no llamarla con tu pensamiento, a no ansiar su regreso, cuando se siente que la única persona que debe regresar a aquella flor eres tú. Nunca fuiste capaz de comprender, de desenredar mis sentimientos, a rebuscar en ellos y darte cuenta que no eran mentira, que no eran palabras y solo palabras.
Eran más que eso, era mi grito, rogándole a tus ojos que me miraran, que reaccionarás.
Contacto cero hay entre tus ojos y los míos, ya no se miran, ya no se sienten, ya no se tocan.
Contacto cero hay entre tus labios y los míos, ya no se buscan, ya no se mezclan, ya no se saben.
Contacto cero hay entre tu piel y mi piel, ya no se palpan, ya no sueñan, ya no se mojan.
Contacto cero hay entre tus manos y mis manos, ya no se atrapan, ya no se exudan, ya no comparten.
Ahora solo hay una implosión de sentimientos, de llantos, pues lloro por dentro mientras al verte de frente sigo de largo.
El chocolate que deleita se ha vuelto ceniza sin sabor el día que mi contacto cero anunció su llegada, con trompetas que no eran trompetas sino llantos desconsolados. Llantos que ni un bebé preguntando por su llegada a este patético mundo haría, llantos que mejor dicho solo desprendían decepción y tristeza.
Pues las personas dicen que nadie sabe realmente como se siente perder el alma hasta que mueres, pero no saben de lo que hablan si nunca han perdido el alma por la muerte de otro. Pues ese otro era mi corazón, implorando el abrigo de tu amor que hace mucho se había marchado, entonces no hay reclamos.
No perdono que el contacto cero se quiera ir ahora por tu culpa, tú te has ido solo, no oses de culparlo.
El contacto cero ha llegado a salvarme, a salvarme de una caída libre al abismo, de lo que es la tristeza.
El contacto cero ha llegado para impedir que tu corazón sucio intente contaminar a el mío, el mío tan roto por tí.
Mi contacto cero, impide tu infección.
-Rouse
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LAS CARTAS DE AMOR QUE NUNCA SE ENVIARON
PoesiaSon trece las cartas que nunca se enviaron, y que están presentes en la memoria para aquellos a los que fueron escritas, un dolor, un amor, una historia plasmada en letras que su humilde escritora espera que ustedes puedan entender, puedan sentir. M...