Avemaria pues ome

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No pude dormir. No pude. Tuve que despertarme más temprano y expulsar la frustración pintando. Era la única manera. Un toque me despertó y me exalte. Era mamá, me incorporé en el sofá y salí detrás de ella.

—¿Por que duermes tanto ahí? —ayudamos a poner la mesa para tomar el desayuno.

—Voy a pintar cuando no puedo dormir, me ayuda —confesé sin mirarla a la cara.

Nos sentamos y esperamos a que nana trajera el jugo y se sentara con toda la calma de mundo.

—Deja de trabajar, cariño. Se que no lo haces por dinero, pero deberías salir más con tus amigos y disfrutar el verano —asentí, sin protestas y recibí una sonrisa de vuelta.

Lo que yo le pediría sería más grande. Le pediría que me dejara hacer un futuro poco cierto.

—Sabes, el tío Paco estuvo hace días aquí —,comencé mirando a mi abuela quien me devolvió una sonrisa de apoyo —mamá. Quiero dedicarme al arte y el accedió a ayudarme, tal vez no sepas lo importante que es para mi, pero es lo único que me hace sentir viva, es el único futuro que veo en donde soy capaz de vivir con felicidad absoluta.

Dejo de comer soltando un suspiro. Mi pierna empezó a temblar de arriba a abajo.

—¿Nerfario te metió esa idea a la cabeza? —su mirada penetrante me preocupo.

—No, mamá —intervine antes que se pusiera a hablar mal de el —,el tampoco sabía mucho, justo cuando estuvo aquí se dio cuenta y me propuso ayuda. Mira mamá, si me das la oportunidad no fallaré... en caso tal que lo haga, estudiaré lo que quieras, no me opondré.

Ese era el plan desde el inicio, mostrarle que voy en serio y si no me va bien, ella tendrá el control.

—Solo te pido la oportunidad de intentarlo, no me voy a morir de hambre —o eso trataré. Confiaba plenamente en la ayuda de mi tío, el no dejaría que me hundiera así nomas.

Se quedó pensando, pero al final asintió. La comida fue muy silenciosa, nada agradable. Nana hacía temas de conversación y nosotras los cortábamos con respuestas simple y concretas. Mamá vino a llevarse a abuela para hacer exámenes más profesionales en la ciudad más cercana, así que yo debía quedarme a cuidar la casa. Salí al trabajo con tranquilidad, el atardecer era hermoso, llegué antes de lo esperado.

Hablé con el gerente y entregue mi carta de renuncia.

—Lo siento no pude evitar escucharlo, pero, ¿te vas? —Juliana entró a los casilleros, asentí, incómoda —
Más te vale venir a verme seguido y comprar —.me señaló con el dedo y asentí.

—¿Te vas? —Mercy apareció con el uniforme y un ceño fruncido.

—Al parecer no soy la única que escucha a escondidas —se burló saliendo.

Mercy, al mirarlo. Aquellos recuerdos se hicieron presentes en mi mente, como me tocó y lo bien que se sintió. Deje de verlo, no quería que se diera cuenta cómo me afectaba verlo, sentía vergüenza.

—¿Es por el beso? —.se acercó mucho para que solo yo pudiera escucharlo, sabiendo que probablemente Juliana escuchaba conversaciones desde el otro lado —si es por eso, no debes sentirte incómoda.

Escaneo mi rostro y yo el suyo. Aún me pregunta que estábamos pensando en ese momento...ladeó su cabeza.

—¿El que? —disocie unos segundos, recordando aquellas sensaciones, nuevamente teniéndolo tan cerca —ah, eso. No me voy por eso.

Asintió lentamente. Ignore su presencia y termine de recoger mis cosas.

—Ahora que tocas el tema, preferiría si lo olvidamos por completo —murmuró evitando verlo.

Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora