Antes de que la primavera llegue

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Antes de que la primavera llegara mi vida estaba en un curso tranquilo, muy sereno a comparación de ahora. Solo en los libros puedo sentir aquellas llamadas mariposas en el estómago que me hacen querer correr sin rumbo fijo hasta que salgan de ahí. Mi cabeza jamás estaba llena de tantas incertidumbres, siempre fui clara con lo que quería, con mi futuro tranquilo y mi rutina diaria, pero ahora... ahora mis espacios cálidos y secos se han vueltos resbalosos y poco seguros de andar.

Mercy Di Marco, aquella persona que llegó al pueblo y por alguna razón se interesó en mi. Aquel hombre tan alto como los árboles y tan astuto como un gato llego aquí para jugar conmigo podrían decir las abuelitas de la zona.

Se enojaron mucho algunas de ellas porque comenzó a rondar sobre mi territorio y no dejó que sus sobrinos se acercaran a mi. Aquellas abuelitas no gustaban de el y yo tampoco.

Mi abuelita dice que no hay que juzgar, por eso, yo trataré de no acercarme ni para preguntar si es nuevo por aquí. Igual conozco a los tipos como el, solo vienen al campo a perjudicar niñas y jóvenes virgenes presumiendo de su riqueza, que en realidad es de sus padres.

Cómo hubiera deseado que Mercy jamás se le diera por aparecerse en este pueblo.

Las personas que cultivan viven en el campo, los de la ciudad, quienes compran sus cosechas viven otra vida, en otro universo con distintas reglas.

Cuando dos personas pertenecen a ambientes diferentes, con costumbres paralelas y visiones alejadas no es conveniente forzarlas sin antes quemarse en el proceso.

Siempre fui ingenua, mamá y papá me cuidaron como si fuera un huevo, hasta que la cajita que protegía a papá estalló y el estaba adentro. Así comencé a perderlo todo; perdí a la persona que más amaba y a mamá con el, por eso mi abuela está encargada de cuidarme desde los diez años. Mi vida en el campo siempre fue genial, desde que lo recuerdo: podía ir a jugar con niños en la tierra y llegar hecha un completo desastre a la casa, feliz, mamá no me regañaría, ya que mi abuela quien cuida de mi, solo sabía reírse, mientras me prepara un baño para poder luego cenar las dos debajo de las estrellas.

Así que poco a poco mi abuela se convirtió en mi mamá, porque mamá no es la que te trae al mundo, es quien te cría con amor y dedicación.

Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora