Aquí no chikistrikis

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Salimos del trabajo, Mercy Juliana y yo, haciendo intercambio de turnos. Esperemos a que Juliana fuera al baño, no me quería ir sola con Mercy todo el camino. Rubén se acercó a nosotros.

—Zarha, ¿te parece si mañana nos vemos para salir? —formuló más alto de lo que me gustaría.

Dios. Aquí no, por favor. Ni siquiera pude responder cuando ya otra persona hizo otra pregunta.

—¿La invitaste al baile del cisne negro? —pregunto Michael, tosco.

¿Que? ¡Ay! Así no era.

—No... pero probablemente si cambia de opinión, podríamos ir —me sonrió y no pude devolverle la sonrisa.

El sabía que no me gustaba la idea de ir. Por eso no me gustan las perspectivas que creo de las personas al conocerlas.

Juraría que en el rostro de Michael un ojo tenía un tick, trate de sonreírle, pero fue peor. El ambiente estaba tenso,

—¿Nos vamos? —Juliana salvadora llegó. Agradecí a los cielos. Asentí.

—Debo irme, pero mañana hablamos, ¿te parece? nos vemos, chicos —me despedí, Juliana se despidió amablemente atrás.

Podía sentir sus miradas juzgadoras esperando una respuesta lo suficientemente buena. Cosa que no pasaría hoy. Salimos del local, no fueron muchos los pasos que dimos, mientras Juliana hablaba por los codos.

—Zarha —Rubén gritó mi nombre y me paralicé, gire en mi puesto —tu número, no se cómo contactarte. Así podemos hablar sobre la salida —tendió su teléfono ante mi.

—Cierto —musité bajo.

Anote el número de mi casa, no el de mi teléfono. Sonrió y frunció el ceño al ver el número con indicador.

—Ah, mi teléfono se daño, este es el de mi casa, solo puedes llamar —sonreí —nos vemos.

Me di la vuelta alcanzando a Juliana y a Mercy. Estaban esperando y seguramente escucharon la conversación.

—¿Le diste el número de tu casa y no tu número? —se burló Juliana por lo bajo, me encogí de hombros y cuando soltó una carcajada me asuste, fue tan de repente y fuerte —jamás vi a alguien tan roncona como Zarha Davis.

Arrugue mi nariz y comencé a caminar. Si, esa era yo. A la mitad del camino Juliana se separó, ya que su casa quedaba más lejos que la de nosotros, de repente todo se volvió tan oscuro y silencioso para nosotros. Juliana era la que nos preguntaba cosas o contaba cosas muy randoms, manteniendo el ambiente.

—¿Que es eso del baile del cisne negro? —su pregunta me tomó desprevenida.

—Es un baile que hacen todos los años, donde los adolescentes se usan trajes y vestidos negros algo elegantes con una máscara —seguimos caminando lentamente.

Me concentre en el sonido de aquel grillo que parecía seguirnos desde que Juliana se fue.

—¿Y ya? Suena aburrido —lo mire un segundo.

—Se supone que a la media noche debes encontrar a la chica que te interesa o te gusta y es cuando todos se quitan las máscaras, si la encuentras es tuya, por así decirlo —cuando lo decía yo sonaba más aburrido que cuando lo decían otros.

Su risa ronca y baja me hizo mirarlo confundida.

—Ya vez porque te digo que son raros, no encuentran que más hacer, así que inventan cosas al azar —,su cara de burla me hacía sentir rara —.sin ofender.

Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora