—Me alegra —.dijo a mi lado.
—¿Te alegra que me hagas querer decir groserías todo el tiempo que estás cerca? —lo mire aguantando la risa y el negó.
—Me alegra que no fueran ellos, no sabrían tratarte como lo mereces —concluyó.
Eso era nuevo.
—¿Y tú si? —lo mire a la expectativa.
—Lo intentaré o moriré en el intento —bromeó.
Seguimos caminando. El sol estaba por salir, debían ser muy tarde ya.
—Tú primer beso, eh —empezó y lo mire mal —ven acá, debería enseñarte bien, así no piensen que no soy bueno en esto.
Negué.
—Aléjate —.me separé de el —,te lo advertí.
Me dolía. Estúpido, no debió decir nada. Yo se que no soy la mejor y que beso a otras chicas con experiencia de sobra, pero me importa poco.
—Zarha, ven ahora mismo acá, quiero que me dejes besarte —.demando y sonreí, pero no cedí.
Salí corriendo en dirección contraria, lo hice hasta que mis pies quedaron suspendidos en el aire, el me atrapó.
—Mariachis —,solté.
Me bajo, girándome a el.
—¿Acabas de maldecir? —frunció el ceño con una sonrisa en sus labios cerrados.
Me sorprendió que me entendiera. Sonreí tímida. El siempre era así, me hacía sentir muy euphoríca.
Aparto el cabello de mi rostro con delicadeza y ternura, casi me derrito. Su rostro mostraba un brillo en el. Me gustaba verlo así, había cambiado mucho desde que llegó.
Sus manos frías acunaron mi rostro y me erice. Aquel beso se siento fresco y lindo. Se escuchaba el lago golpear con la orilla. El besaba muy bien, para mi gusto. Nos separamos y sentí fría mi nariz.
—Estás congelándote y congelándome a mi en el proceso —me parte.
Llevo una de sus manos a mi cuello tocándolo, di un salto, alejándome.
—Detente.
—No quiero —me saco la lengua.
—¡Que infantil eres! —siguió haciendo lo mismo.
Yo trataba de alejarme pero sus manos estaban sobre mi piel descubierta. Luego su nariz se enterró en mi cuello, erizándome otra vez.
—¿Sigo irritándote? —me abrazo sobre mis hombros.
Lo mire dese mi altura y lucía como un ángel.
—Siempre —solté, sonriendo.
—Bien —me devolvió la sonrisa.
Llegamos a mi casa antes de que mi abuela se diera cuenta, me estaba quitando las botas y el me ayudó con la otra. Eran tan difíciles de poner y quitar, pero eran muy lindas. Su acto me pareció muy bonito, un vez termino, me paso el zapato. Y le agradecí.
—Descansa —,me pare dos escalones más arriba que el, llegando a su altura.
Solo así podría llegar a su altura. Le plante un pequeño beso en los labios rápido y sonreí, sin darle tiempo de hacer nada.
—Tú también —me aleje y abrí la puerta con cuidado.
Me perdí en mi cuarto. Me puse mi pijama y mire el techo de mi habitación, no se por que me acosté si no podría dormir de la emoción. Una semana se paso rápido. Dicen que cuando te sientes muy cómoda o feliz con alguien el día pasa volando.
ESTÁS LEYENDO
Hasta que salga el sol
Romance¿Si la vida te da limones qué haces? Probablemente muchos pensaran automáticamente "una limonada" o en el mismo dicho de los abuelo, pero en realidad la respuesta es "Nada", la vida no te da limones porque si. Debes ir a sembrarlos y recogerlos tú...