¿Y si te escapas?

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Mi novia. Aaaaaah, quería gritar.

—¿Mi que? —susurré, paniqueada.

—Si, novio. No se supone que me declare ante ti, pensé que podríamos ser novios ahora —susurro, confiado. Con esa cara de ángel.

La voz de ellos nos sacaron de nuestro momento.

—¿Tú novia?, ¿espera le pediste ser su novio? —Mari se quedó pasmada.

Me di cuenta que estaban esperando la respuesta. Yo también estaba esperando a que el dijera algo, yo era malísima para salir de momentos así.

—Así es —me puso su brazo en mis hombros atrayéndome a él —.somos pareja —ladeó una sonrisa.

—Joder... —Louis se nos quedo viendo —Mari, vamos.

—Pero, quiero preguntarle si...

La arrastró de la mano mientras rechistaba.

Lo mire aterrada, no sabía que decirle, o sea, no me molestaba y cierta parte de mi lo esperaba, ser "su" novia, de él. Yo no sabía desde que momento empecé a pensar así, a tener estos pensamientos y deseos por parte de él.

—Así que... ¿somos novios? —susurré, con miedo a habérmelo imaginado.

—¿No quieres? Pensé que...

Lo interrumpí. Era obvio que si quería, dah.

—¡No es eso!, es que pensé que no querías etiquetas... —hablé bajito.

—Te lo dije, no me importa eso ya —.tomo mi mano, entrelazándolas.

—¿Que haces? —mire a los lados, nadie veía.

—¿Te doy pena? —hizo cara de cachorro.

—¡No!, es decir, yo no se si quiero que todos sepan —.confesé, apenada.

Era cierto. No sabía cómo debía llevar una relación en privada y menos en público, pero estaba dispuesta a intentarlo, en mi mente se vino, que solo quedaban dos semanas de vacaciones. El se iría y yo me quedaría un año más.

—Entiendo —.me soltó con cuidado —no hay prisa, lo haremos despacio, ¿te parece?.

Asentí y eso estaba mejor. Nos fuimos caminando por la plaza mientras hablábamos de cualquier cosa, una vez que se nos acabó el raspado, decidimos ir a casa.

—Ey, parece que mi teléfono tiene un problema —,mostró su teléfono y lo mire, frunciendo el entrecejo —.no tiene tu número.

Me reí y el también, no podía creerlo. Primero fuimos novios y luego me pidió mi número.

—Que afortunado eres —,comencé a escribirlo —.eres el primer chico a quien le doy mi número.

—Si que lo soy —siguió el juego —pudiste darme el de tu casa o pasado la dirección, para escribirnos por cartas.

—Eso suena maravilloso, a ver. Ven borremos el número —trate de quitarle el teléfono y el lo levantó.

Era imposible, nos reímos y deje de intentarlo. Me dejo en mi casa a las seis. Con un "espero me contestes". No respondí, me quede en la sala con mi abuela hablando, hasta que se hizo tarde y apago la televisión y nos fuimos a alistar para dormir.

Un mensaje llegó y tome mi teléfono.

–¿Este es el teléfono de Caperucita? –número desconocido.

Era Mercy. Solo el me dice así. Me acosté en mi cama, respondiendo de inmediato.

–Si es el lobo, dice que no está disponible –conteste, sonriendo. (Me había tomado un tiempo pensar en la respuesta)

Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora