Así que, si, termine con un vestido negro y una máscara, con maquillaje y ondas en el cabello, mamá se encargó de arreglarme, jamás lo haría yo. Se iría mañana en la tarde, solo vino a ver a mi abuela, le preocupo lo que le conté y aunque es triste saber que se tomó enserio aquella advertencia, por un lado me alivio que tomara cartas en el asunto, iría a hablar con los doctores y ayudo a mi abuela con los pagos de los servicios, el mercado y otras cosas.
El atardecer comenzó a verse al horizonte, eran las 6:30 y estaban llegando las personas al salón, con máscaras y su vestimenta. Me quede viendo el atardecer apartada hasta que escuché muchas voces, el salón estaría lleno ahora, entre para buscar algo de beber.
Mi plan era quedarme con toda la multitud y no sola, para cuando fueran las doce, no quería tener que estar con alguien que no conocía.
Bien, era obvio, pero solo habían dos rubias en el pueblo, sería muy obvio, así que no me quería arriesgar.
—Boo —hablaron a mi oído desde atrás y me espanté, la persona se apareció al frente —pero que tenemos aquí...
Achine mis ojos para descifrar quién estaba debajo de la máscara.
—Michael —murmuró y sonríe.
—¿Estás aquí con el? —se acercó más a mi susurrando.
—¿El, quien? —mire a los lados.
—Rubén —dijo con detenimiento y negué su sonrisa se amplió —estas sola —asentí.
Aquel traje elegante lo hacía lucir más corpulento y alto. Mi madre sabía acerca de la dichosa tradición así que me advirtió sobre algunas cosas.
—Bien, porque iré por ti a las doce —su confesión hizo mi corazón retumbar.
¿Cómo es que podía ser tan directo?, sería capaz de dejarlo hacerlo o me escondería.
—No si yo la encuentro primero —aquel hombre se acercó con una copa en la mano como si lo llamáramos a incluirse.
—¿Y tú eres? —Michael lo miro de arriba a abajo.
—Soy mil veces mejor que todos ustedes —.proclamo como todo un mesías. Quede sorprendida.
Levantó su copa bebiendo, abrí los ojos más de lo normal, era Mercy, aquellos tatuajes los conocía. Juraba hacerlo, no dije nada, no quería que Michael se alterara.
—Por favor, ¿crees que lo conseguirás? —se burló de él, subestimando lo.
—Lo mas loco de conseguir lo que quiero, es que esa mierda siempre fue posible —me pasó una copa —no tiene alcohol —prometió y la acepté.
Así como apareció se alejó y mi compañero inicial también lo hizo. Luego de un rato pude reconocer a Mari y su amiga rubia.
—Mari —la salude y dudo antes de reconocerme.
—¡Por dios! Zarha, estás aquí —me abrazo con entusiasmo —y luces muy bien.
Debía quedarme con todos, estar con Mari era la mejor opción, es muy difícil que me lleven sin que ella ponga problema.
En mi mente seguían aquellas dudas, Mercy diciendo que me conseguiría al igual que Michael, no era lo que esperaba y menos de Mercy. Solo quería jugar con la paciencia de Michael, lo sabía, se llevaban mal.
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Hasta que salga el sol
Romans¿Si la vida te da limones qué haces? Probablemente muchos pensaran automáticamente "una limonada" o en el mismo dicho de los abuelo, pero en realidad la respuesta es "Nada", la vida no te da limones porque si. Debes ir a sembrarlos y recogerlos tú...