Odio que me digan "¿Siempre eres asi?" Si, y?

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Iré a trabajar al McDonald como siempre he hecho en vacaciones, gracias al permiso de mi tutora puedo trabajar, no lo hago por necesidad lo hago por diversión, la experiencia, me gusta ayudar y aunque si requiero el dinero para poder ayudar a mi abuela y comprarme cosas, el verano se vuelve largo cuando no tienes nada que hacer.

—Estamos repletos —mi compañera se queja entrando con platos vacíos —,puedes atender al personal, mientras yo atiendo en caja.

Cambiamos de lugar para bajar la carga del trabajo, siempre lo hacíamos.

—Linda, aquí —.un señor llamo y respire hondo.

—¿Que desea ordenar, señor? —hice énfasis en el "señor", se removió en su silla.

—La cuenta, por favor —asentí y fui por ella mientras tomaba mas pedidos.

—Aquí está la cuenta que pago el señor —le pase a mi compañera.

Fui a atender a los nuevos clientes que entraban.

—Bienvenido, ¿está listo para ordenar? —me preparé para anotar en mi libreta y no hubo respuesta.

Levanté la vista. Anónima.

—Siempre me das la bienvenida a donde quiera que vaya —.sonrió frotándose el labio, fruncí el ceño.

—¿Que desea ordenar? —lo ignore y fije mi vista en la libreta.

—El combo del día —anote el número de mesa y la orden, alejándome.

Debería ponerle una campana en su cuello para que avise cuando se aproxime a mi y así no me tome desprevenida.

—Zarha —Michael y su grupo como cosa rara.

—Chicos, ¿ya les tomaron su orden? —asintieron y me gire.

—¿Podemos hablar luego de tu turno? —Michael sostuvo mi muñeca deteniéndome.

Mire el punto incomoda y me soltó. Asentí solo para salir de ese momento y camine hacia la cocina. Tome órdenes y fui repartiendo, sin mucho entusiasmo, hoy no fue un buen día.

—Que emoción con la que trabajan aquí —sonó burlón el chico rico.

"Que te importa, solo come, disfruta de tu comida", quise decir. Pero me contuve, un buen lugar te atiende bien y así te dan ganas de volver por el ambiente además de sus productos.

—Trabajamos en eso, disfruta tu comida —forcé una sonrisa y me gire.

Cambiaría de puesto. No podía verle la cara a los amigos burlones de Michael. El no se ha comportado así conmigo, pero es hombre y si se junta con personas así, debe ser porque el también es así, o eso dice mi abuela. Uno se junta con lo que se lleva bien, compagina y se siente identificado y poco juzgado.

No estoy haciendo un juicio, solo evito eso.

Me quede en caja hasta que terminara mi turno, solo faltaban unos minutos para ello.

—¿Cuanto te debo? —le di una mirada cansada y facture su compra.

Pago en efectivo, el billete estaba tan recto, nuevo que dude que fuera real. Le pase la uña y no pasó nada. Igual no fue mucho lo que comió.

Le entregue su factura y se marchó. Deje mi turno y me cambie, despidiéndome del personal. La ventaja de los trabajadores era que podíamos salir por la puerta trasera sin ser vistos. Michael aún seguía con su grupo ruidoso comiendo.

Comencé a caminar

—Zarha, puedo llevarte a casa y así hablamos, ¿te parece? —apreté mis ojos, girándome.

Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora