Como el mar lleva, trae...

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Zarha

Lo mire sin chiste, algo dentro de mi sabía que el vendría detrás de mi y esa parte se emocionó, no lo niego.

—Solo pregunto, señorita —su tono de niño burlón me cabreo.

—¿Ves? Por eso prefiero a los mayores.

—Soy mayor que tú —replicó y tenía razón.

Un año. No parecía nada.

—Pero no más maduro que el resto —me quede en mi lugar —como sea, debo irme.

Pase a su lado, pero sus dedos se aferraron a mi brazo, deteniéndome. Levanté la vista y lo mire, confieso que me asustaba que pudiera pasar, pero desde aquella noche, estaba esperando a que pasara algo más, siempre que nos encontráramos.

—¿Tan rápido?, acabas de llegar —lentamente me acerco a él—.¿si te pido que te quedes conmigo, lo harías? —ronroneo lento y doloroso.

Mire sus labios rosados y tentadores, olfateo su perfume y mi sonrisa se ensancha.

—No.

—Oh, vamos. Estamos jugando, ¿no quieres seguir jugando? —llevó su mano a mi cuello, acariciando.

Se acercó y sus labios saborearon los míos salvajemente, luego con tanta lentitud que parecía una tortura deliciosa. Mi corazón se emocionó y de pronto jalo mi colega de caballo hacia atrás, brusco dejando expuesto mi cuello, para el.

No recordaba que fuera tan brusco, pero no me molestaba.

—¿Te follas a mi profesor, Zarha? —susurro a mi oído y resople, sonriendo —eso es un si.

Aparte su mano de mi cabello, harta de jugar.

—No deberías preguntar cosas que ya sabes —le di una última mirada y me mire al espejo acomodando mi cabello —.no te metas. No me gusta la gente chismosa y lo sabes.

Lo vi rodar sus ojos.

—No jugare más contigo —declare.

Llevaba dos días pensando en ello.

—Porque prefieres hacerlo con mi profesor —.sustituye con un tono agridulce.

Se me fue inevitable. Solté una carcajada con ganas.

—No seas celoso, Mercy —,hice un puchero —.pero si, prefiero follarme a tu profesor.

Eso no era del todo cierto. Disfrutaba de la compañía de Emilio, pero mentía al decir que no deseaba tener nada que ver con Mercy. Solo que simplemente era lo mejor para ambos...

Temía entrar en un círculo tóxico, donde claramente nada bueno saldría y ambos saldríamos lastimados.

—¿Es así?, no creo que un hombre que me doble la edad pueda follarte mejor de lo que yo puedo hacerlo —,aquella mirada felina apareció y abrí la boca.

Algo que me gustaba de Mercy era su capacidad de calentarme el oído y el cuerpo sin tocarme, no todos los hombres son capaces de hacerlo. Más que todo los jóvenes que solo quieren sexo a lo bruto, por otro lado los mayores entienden ese poder y lo usan.

Pero Mercy siempre ha sido demasiado dominante.

Un calor recorrió mi cuerpo y se emocionó, silencié el deseo.

—Te sorprendería la energía que tienen aún —solté cruzándome de brazos —.sabes ahora que lo recuerdo, Dylan dijo que era buena para ti, claro antes... porque ahora no soy buena para ti y tú tampoco lo eres para mi —.confesé —ahorremos todo este tiempo y sigamos con nuestras vidas, quieres?

Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora