Capítulo 7

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Mmm... ─ la oficina se llenó de los jadeos de Kade, quien estaba sobre Sam, buscando profundizar aquel beso.

La pelinegra tenía los ojos abiertos y cuando desvió la mirada hacia su escritorio, vio la alarma de Mon. De inmediato apartó a la morena y la alejó de ella.

Espera, detente. Ahora no ─ le dijo con la mirada fría. ─ Lo siento... Realmente no estoy de humor hoy. No te lo tomes tan personal, eres genial y todo eso ─ se puso de pie y tomó sus cosas. Kade estaba sorprendida, ruborizada y llena de vergüenza por ser rechazada de esa forma. ─ Pero creo que mejor lo dejamos para otro momento.

Eres... eres horrible, ¿Lo sabes? ─ le recriminó con la voz temblorosa. ─ ¡Sabes cuánto me gustas y aun así te acuestas con todas! Me gustas... mucho. Ya no quiero ser simplemente tu juguete para matar el tiempo ─ Kade tenía los ojos llenos de súplica, esperando que Sam ya no le diera la espalda, que la viera a los ojos para que se diera cuenta de que sus sentimientos eran sinceros, esperando ser correspondida. ─ ¿Es tan difícil darme una oportunidad... para ser algo más para ti?

Pensé que teníamos un acuerdo, antes de empezar todo esto ─ respondió la pelinegra con la mano en la manija de la puerta. ─ No puedo darte amor que no tengo, es un sentimiento que no hay en mí. No puedes exigírmelo. Y aparte del sexo, no puedes esperar nada más, porque no hay un "nosotras" ─ dijo, finalmente girando y viéndola directamente a los ojos. ─ Si aún estás bien con ello, disfrútalo, si no, vete.

Kade se mantuvo en silencio, estaba tan frustrada y avergonzada. Apretó la tela de su pantalón, tratando de controlar así los temblores que tenía. Vio cómo Sam salió de la oficina, azotando la puerta. La morena se quedó de pie en el mismo lugar, sin saber cómo lidiar con todos esos sentimientos, tratando de calmarse.

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Era una tarde soleada y Mon había estado caminando por un rato hasta que empezó a sentirse mal.

Ugh... Maldición ─ dijo la castaña con dificultad. ─ Está pasando de nuevo... ¿Ya necesito mi medicina? Es demasiado pronto ─ se sentó en una banca que estaba cerca de ella y buscó el medicamento en su bolsa. El dolor era demasiado, le estaba dificultando la movilidad. ─ Agua... ─ intentó alcanzar su botella, pero no podía, no tenía la suficiente fuerza.

Aquí tienes ─ dijo un joven, acercándola a su mano.

Gra-gracias ─ Mon respiraba pesadamente, tratando de recuperarse.

¿Estás bien? ─ el joven, de piel trigueña y ojos cafés, se acercó a la castaña.

Ah... to-todo está bajo control ahora que tomé mi medicina... Estaré bien en un momento ─ dijo la ojimiel un poco más calmada, pero aún sentía el dolor, aunque trataba de aparentar que no era tan grave.

En ese caso... ¿Quieres algo de compañía, mientras tanto? Solo en caso de que necesites algo de ayuda extra ─ se ofreció el joven.

Gracias ─ dijo ofreciendo la mejor sonrisa posible.

Me llamo Nop ─ se presentó, mientras tomaba asiento a su lado.

Soy Mon.

Poco a poco, la ojimiel se fue sintiendo mejor. Ya sin dolor, volvió a ser la animada chica de siempre. Estuvo hablando con el joven por varios minutos, de nada en especial, solo conociéndose un poco.

𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora