Capítulo 24

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Odio... este estúpido cuerpo... — dijo Mon para sí misma. Se encontraba en el baño con dificultad para respirar, reprochándose por sentirse tan débil mientras se veía al espejo. — Haciéndome sufrir una y otra vez... Todavía no me iré a ningún lado. No, por favor... todavía no... — la joven se sostuvo contra el lavamanos con una mano y con la otra presionaba su pecho, intentando contener el dolor y respirar con normalidad.

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Doctora, han pasado 8 horas desde que iniciamos la operación... ¿Cómo se siente? ¿Va a estar bien? — preguntó uno de los asistentes de la cirugía que estaba realizando Sam.

Estaré bien... Gracias.

Desde la galería, Nita observaba la cirugía. Sam se encontraba de espaldas, así que no se percató de su presencia, siguió concentrada en su cirugía, que era compleja y le tomaría aún más tiempo poder terminar. Al ver a la cirujana tan concentrada, decidió retirarse, no podía estar cerca de un quirófano por mucho tiempo o la frustración se apoderaba de ella, al no poder estar ahí dentro, operando ella misma.

Hemóstato... — pidió la doctora Anantrakul, visiblemente cansada por estar de pie tantas horas, pero con la mirada llena de determinación para salvar la vida de su paciente.

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La única forma que encontró Nita en ese momento de lidiar con su frustración, fue encerrarse en su oficina con Mai y someterla, sentir que tenía el control sobre alguien, aunque esa persona no fuera la que ella deseaba realmente.

Su intento por distraerse y olvidar a Sam fue en balde. Tenía a Mai apoyada en su escritorio, mientras ella introducía sus dedos y la sujetaba por la espalda. Por más que intentó no pensar en la pelinegra, Nita terminó pensando en ella y en la mirada llena de amor de Sam hacia Mon, odiaba la idea de no ser ella la dueña de la devoción de la pelinegra. Inconscientemente, mordió con demasiada fuerza el hombro de la neurocirujana, haciendo que esta se molestara y saliera de su papel sumiso para reprocharle.

¡MIERDA, ESO DOLIÓ! ¡MIRA, NO ESTOY DE ACUERDO CON ESO SI TERMINARÁ SIENDO ALGO PELIGROSO! — reclamó, colocando su mano en la zona lastimada.

Lo siento, me dejé llevar por un segundo — Nita caminó hacia su silla y se dejó caer en ella. — No comiences a quejarte justamente ahora, solo me quedé pensando en que eras Build.

¿Ah, sí? — bufó burlonamente. — ¿Estás segura? Porque no has mencionado a tu esposo ni una sola vez y... ¿Ahora resulta que estabas pensando en él? No noté ni una pizca de verdad en eso. Todo este tiempo has estado fantaseando con hacerle esto a Sam, ¿Verdad? Me parece que la posición del compañero ideal en este sexy y duro asunto está más reservado para tu exnovia, que para tu esposo... — dijo entrecerrando los ojos y sonriendo.

¿De qué estás hablando? Inconcebible... Qué ridículo. Eso ni siquiera es posible ahora.

Vamos, confiesa... — Mai se apoyó sobre el escritorio y se inclinó hacia ella. — Solo sé honesta conmigo, debes de haberlo tenido en mente al menos una vez, ¿Un alucinante sexo que sobrepasa tus sueños más salvajes? ¿Con ella? Creo que he dado en el clavo con eso.

Silencio — finalmente respondió luego de unos segundos callada. — El ambiente se ha arruinado lo suficiente. Intentémoslo de nuevo en otra ocasión, arréglate y vuelve a trabajar de una vez.

𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora