Sam se quedó en silencio, perdida en el resplandor de Mon.
— ¿Y bien? ¿Aún no sientes nada?
— Eh... yo...No estoy segura... No, ¿Tal vez? — la pelinegra se rascaba la barbilla, intentando encontrar las palabras.
— ¡¿Cómo?! — la castaña torció la boca, porque no entendió nada del balbuceo de la doctora.
— Pero... Sí me gustas... — dijo, finalmente, con una cálida sonrisa.
— Aceptaré eso — Mon volvió a sonreír — Después de todo, gustar es el primer paso para amar. Eso significa que aún tengo una oportunidad... Y eso, definitivamente, es mejor que nada.
— Tú sí que eres optimista, siempre encuentras el lado positivo — dijo Sam, riendo ligeramente. — Ese tipo de actitud de chica esperanzada es tan típico de ti.
— ¿Qué hay de malo en eso? — y ,cuando parecía que Mon no podía brillar más, lo hacía, se superaba con esa radiante sonrisa, esa sonrisa que te contagia y te hace sentir su calor, esa sonrisa que te llega al corazón. — Sigue habiendo demasiadas cosas buenas esperándome por ahí...
Ella no se parece a nadie que haya conocido antes.
Sam se perdió en los ojos de Mon, se quedó en silencio, mirándola con añoranza, ni siquiera era consciente de que estaba nadando en ellos. La castaña esperaba una respuesta por parte de ella, pero nunca llegó.
— Piensas en besarme, ¿Verdad? — Mon la vio con picardía. — Me estás haciendo esos ojitos...
— ¡¿Ah?! Eh... — Sam había sido descubierta, no sabía qué decir en su defensa, su cara sonrojada la delataba más que su silencio.
— ¿O vas a negarlo y decirme que me equivoco? — dijo de forma coqueta, tomando de nuevo impulso en la orilla de la alberca y quedando muy cerca de su cara.
Sam estaba sorprendida por la audacia de la ojimiel y, después de dedicarle una sonrisa cómplice, se lanzó al agua, jalando a Mon. Y por fin hicieron lo que habían deseado repetir desde aquella noche, se besaron bajo el agua por unos segundos, era un beso suave y sin prisa, querían grabar ese momento en sus mentes.
Es exactamente porque eres así... porque sigues usando estos suaves labios para engancharme de esta forma, que soy tentada a callarte con los míos, para convertir las palabras que entran en mis oídos en débiles gemidos...
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Después de compartir algunos tiernos besos más, estaban listas para regresar a casa. Mon estaba muy feliz por el día que había vivido, siempre estaría agradecida con la pelinegra por hacerlo posible. Iban en la motocicleta, Sam siendo abrazada por la joven, mientras la luz del atardecer las bañaba, era un momento memorable para las dos.
La fantasía se interrumpió cuando una patrulla sonó la alarma, indicando que tenían que detenerse.
— ¿Por qué nos están parando? — Preguntó la ojimiel, mientras bajaban de la motocicleta.
— Quizás solo es un control de tránsito rutinario.
— No sobrepasaste el límite de velocidad, ¿vErdad?
— Eso es imposible... Nunca he tenido ni una sola multa por exceso de velocidad — ambas estaban de pie junto a la motocicleta, esperando a que el oficial bajara de la patrulla.
— ¿Por pasarte la luz roja?
— ¿Estás bromeando, Mon?
Su conversación fue interrumpida cuando escucharon a una mujer aclararse la garganta, acercándose a ellas.
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𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]
FanfictionSamanan Anantrakul, una cirujana cardiovascular, no cree en el amor. Opina que, junto a la fidelidad, es solo una fachada para tener sexo. Por eso, no busca relaciones serias y se acuesta con cualquier chica que le guste. Esto es así hasta que conoc...