Capítulo 26

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Aaaah — dijo Mon abriendo la boca.

Aaah... Aquí tienes — Sam estaba sonrojada por alimentar a Mon en la boca frente a su hermano. No le apenaba hacerlo cuando estaban solas, pero Phum entró a la habitación justo en ese momento, siendo testigo de cómo su hermana era consentida por la cirujana.

Tienes manos, Mon... Úsalas, ¿Quieres? No es como si la operación las haya roto o algo así... — el joven suspiró, sintiendo pena por Sam, sabía que no podía resistirse a las peticiones de su hermana. — ¡Y ella no tiene todo el tiempo del mundo para cuidar de ti!

La ojimiel se recuperaba rápidamente de su cirugía, en los días posteriores la joven sentía mucho dolor, lo normal al haber pasado por un procedimiento de dicha magnitud, pero con el paso de los días se sentía poco a poco mejor, recuperando su brillo y dando alivio a Sam, Phum y Aon, al notar los resultados favorables.

Oh, no... ¡Está bien! No es un problema en absoluto — respondió Sam con una sonrisa, mientras Mon hacía un puchero y abrazaba más fuerte al Sr. Buns.

Solo eres un insensible, ¿Lo sabes? ¿Alguna vez oíste sobre la "compasión"? Estoy echada aquí porque me abrieron, no porque esté con algún estúpido resfriado... Y, por cierto, la incisión aún duele — la ojimiel mantuvo su puchero al hablar.

Sí, sí... Y también veo que estás muy feliz de volver a ser mimada. Solo... no se lo hagas difícil a la doc, ¿Vale? Todavía tiene deberes que atender... — Phum sabía que lo que dijera cambiaría poco la situación, su hermana estaba aprovechando para ser mimada y Sam con gusto lo hacía. — Y levántate a estirarte de vez en cuando. Ayudará a que te acostumbres a tener esa máquina conectada a ti.

Uuh... ¡No digas algo como si supieras lo que se siente! — la joven le dijo con los ojos llenos de lágrimas, haciendo uso de sus habilidades histriónicas para salirse con la suya, las cuales le sirvieron poniendo nervioso a su hermano, que cesó con los regaños, y Sam le dio una palmada en la cabeza a modo de consuelo. Después de su puchero, la pelinegra continúo alimentándola, así estuvo unos minutos más en la habitación con los hermanos Phetpailin, hasta que sonó su alarma.

Ya casi es tiempo de mis rondas. Puede que tenga una operación en algún momento de la tarde, pero regresaré tan pronto como pueda — Sam tenía la mirada llena de adoración hacia Mon, mientras le hablaba. — Toma, un beso de motivación para ti — hizo contacto suavemente en su mejilla, robándole una sonrisa a la joven. — Recuerda, no molestes a las enfermeras — se despidió de los Phetpailin y se dirigió a cumplir con su labor.

No lo haréeee.

Muy bien, es hora de que te asees tu misma. Vas a tener que ir a terapia física pronto — dijo Phum una vez a solas con su hermana.

Vale, vale, su alteza. Permítame hacerlo enseguida — respondió con enfado, poniéndose de pie lentamente. — Dios, me has estado mandando todo el tiempo últimamente. A este ritmo vas a sonar más como un padre que como un hermano... — se dirigió hacia al baño, dejando atrás a su hermano.

Uhm... en realidad, ¿Estás segura de que puedes hacerlo sola? ¿Debería de ir por una enfermera para que te ayude? — a pesar de pedirle a su hermana que caminara, seguía preocupado por ella.

No, no... Puedo hacerme cargo. Solo cállate y espera afuera — Mon soltó un suspiro largo cuando se quedó sola en el baño.

Solo me tendrían lástima si me vieran así. Mi cuerpo luce horrible...

𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora