Capítulo 14

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Si existiera una forma efectiva para saber el verdadero "yo" de alguien que trata de esconderlo... esa forma simplemente sería afectando sus sentidos de contemplación y razonamiento. Uno de los métodos es la intoxicación. Después de todo, al alcohol no lo llaman "suero de la verdad" por nada.

¡¿QUÉ?! ¡¿Izan?! — dijo la mujer, soltando una gran carcajada en completo estado de ebriedad. — No sería mejor que esos otros matones callejeros... si no fuera porque tiene la fama de su padre como red de seguridad. Él solo gasta todo su tiempo en chicas y tuneando sus carros, malgasta su vida... No soy una idiota. Sé cómo funciona su cerebro.

¿Carros? ¿Acaso tiene su propio garaje para guardarlos o algo así? — Sam llevó a aquella chica a un hotel, estaban bebiendo, o bueno, en realidad la pelinegra fingía beber, la única alcoholizada era aquella mujer que no paraba de hablar, para suerte de la doctora.

Seeeeep. Tiene uno a dos horas hacia el norte, creo. También he estado ahí antes, él me llevo — al terminar de decir eso, dio un gran trago a su bebida.

¿No le preocupa que estés conmigo en este momento?

No soy tan tonta como alguna de las otras chicas con las que ha estado, mientras sepa lo que está haciendo o dónde está durante el día, estoy bien. Además, tú eres mujer, así que no hay problema — dijo sirviéndose más alcohol.

Uhm, son excusas válidas, supongo — la pelinegra sonrió ligeramente al ver cómo de nuevo la mujer terminaba con su bebida de un trago.

Sabes... nunca he estado con una chica... — dijo acercándose a la pelinegra, quien la miraba con indiferencia. — Siempre me he preguntado cómo sería... Ya no hablemos más, ¿Qué tal si dejamos que empiece la noche? — poco a poco se aproximaba a la boca de Sam.

La pelinegra no se movió, simplemente siguió mirando con indiferencia cómo la mujer se acercaba para besarla. No tuvo que hacer nada para evitar ese beso, porque antes de llegar a tener contacto con ella, la mujer se desmayó a causa de todo el alcohol que había bebido.

Sam solo bufó de forma burlona, pues sabía que con todo lo que había bebido aquella chica, solo tenía que esperar a que perdiera la conciencia para deshacerse de ella.

Qué simple — dijo la pelinegra, saliendo de la habitación, dejando a la mujer ebria acostada en el sillón.

Menos mal funcionó rápido el alcohol, tampoco es que pensara en tocarla para sacarle información... No sería justo con ella, ni conmigo...

La pelinegra soltó un suspiro, pensando en una linda castaña, sacudió la cabeza para deshacerse de esa linda visión, al menos por el momento. Era de noche y se dirigió a su motocicleta, buscando su teléfono para realizar una llamada.

Jim. Tiene un garaje fuera de la ciudad, queda a dos horas viajando hacia el norte — informó la pelinegra a su amiga, una vez que atendió la llamada. — Ese carro puede que todavía esté ahí.

Ya lo sé — respondió la pelirroja al otro lado de la línea. — Estoy a punto de llevar un equipo para allá. Pero, por favor, Sam, por mi bien... ve a casa de una vez, ¡Deja esto a la policía!

Uhm... y yo que pensaba darte información de su paradero actual...

Sam, esto no lo vale. No sabemos qué es capaz de hacer.

Es algo que debo hacer, Kade no se merecía ser golpeada hasta quedar al borde de la muerte ni... ni merecía que él... — Sam no pudo terminar la frase, la garganta se le hacía un nudo de solo pensar en lo que vivió la morena. — Como sea, avísame si encuentras el carro ahí. Hablamos más tarde.

𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora