Epílogo I

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Sam y Mon se casaron 7 meses después de su reencuentro en el aeropuerto.

En esos 7 meses, la ojimiel se dedicó a recuperarse y terminar con algunas asignaturas pendientes. Con el apoyo de sus compañeros y profesores, le fue posible no atrasarse más después de la cirugía. Algunas materias no las iba a poder terminar, pero estaba haciendo todos los trámites necesarios para transferirse a la Universidad de Chiang Mai, para poder terminar la carrera allá.

Sam vivió sola por 6 meses ahí, una ciudad más pequeña que Bangkok y que le daba esa tranquilidad que ella buscaba al mudarse a un lugar menos caótico.

Se trata de una ciudad costera con arquitectura antebellum de la cual la pelinegra se enamoró en cuanto conoció la ciudad varios años atrás. Sam y Mon hablaron sobre las opciones que tenían, era un hecho que querían pasar su vida juntas. La pelinegra planteó la opción de cancelar su mudanza y quedarse en Bangkok con la ojimiel. Mon la persuadió para que no lo hiciera, ella quería apoyarla en su deseo por empezar de nuevo en otro lugar, estaba dispuesta a irse con ella así fuera al fin del mundo.

Sam tardó en aceptar, alegando que no quería alejar a la castaña de su hermano y de sus tíos. Al final, Mon pudo convencerla, uno de sus argumentos fue que el viaje de Chiang Mai a Bangkok era corto y podría visitar a su familia cuando quisiera. Pero lo que más le convenció fue escuchar a la castaña decirle que quería apoyarla y hacer lo que sea por verla feliz, así como ella hizo todo por cumplir su promesa y ayudarla cuando más lo necesitaba.

La pelinegra consiguió el trabajo en un hospital pequeño, lo cual la hacía feliz, porque lo que menos quería era pasar días enteros en el hospital, amaba su trabajo y salvar vidas, pero estaba dispuesta a pasar más tiempo disfrutando de la suya, disfrutando de Mon y de la nueva vida que les esperaba juntas.

Atrasó por un par de semanas su mudanza con el fin de pasar más tiempo con la ojimiel. Una vez que se tuvieron que separar y hacer la mudanza de Sam definitiva, ella viajaba cada fin de semana para ver a Mon y ayudarle en lo que fuera posible con los preparativos de la boda. El vuelo demora una hora desde Chiang Mai a Bangkok, así que el viajar para ver a su prometida no era ningún problema, incluso si fuera más tiempo ella estaría dispuesta a hacerlo.

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Esto es agotador, no pensé que desempacar sería tan complicado ─ Sam dijo mientras se dejaba caer en el sofá.

Estoy bastante segura de que todos estos libros y juguetes son tuyos ─ Mon seguía sacando libros de las cajas. ─ Descansa, igual no hay prisa ─ miró a su esposa con una sonrisa enamorada.

Sam y Mon estuvieron un par de meses viviendo en un departamento que la pelinegra alquiló mientras la ojimiel se mudaba a Chiang Mai. Una vez que la joven terminó el semestre y los trámites para cambiarse de universidad, realizaron la boda y un pequeño viaje de luna de miel. Habían sido unos meses muy ajetreados para las dos, entre papeleos, viajes, trabajo, estudios, los planes de la boda.

Mon se mudó con Sam cuando todo ese caos terminó, el siguiente paso fue buscar una casa con más espacio y que fuera completamente suya. Tenía que ser un lugar del que las dos se sintieran enamoradas, pues sería su hogar de ahora en adelante. Les tomó un tiempo encontrar el lugar indicado para las dos, por más casas que visitaban ninguna las convencía por completo.

Después de muchas visitas a propiedades, encontraron el lugar perfecto, una casa espaciosa, con un gran jardín y en una zona muy tranquila. Las dos quedaron fascinadas desde el minuto uno. Finalmente, había encontrado el lugar donde pasarían el resto de sus vidas juntas.

𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora