La luz del sol poco a poco se filtraba por la ventana de la habitación, iluminando con sus rayos a las dos mujeres acostadas frente a frente, solo cubiertas por las sábanas. La ojimiel fue la primera en despertar y al abrir los ojos se sorprendió de ver a la pelinegra dormir pegada a ella.
— Doc... — la joven tardó una milésima de segundo en recordar por qué estaban en esa situación y se cubrió la boca con la mano, avergonzada por recordarlo.
Anoche nosotras... Esto es algo emocionante... despertar de esta forma.
Mon se apoyó sobre sus codos y se levantó poco a poco, mientras admiraba el rostro relajado de Sam que seguía dormida.
Sí que luce cómoda. Pensó con una sonrisa ligera. Vale, despacio... No te despiertes, no te despiertes, no te despiertes. La ojimiel intentaba salir de la cama con cuidado, cuando por fin estaba en la orilla, sintió una mano en el abdomen.
— ¿Vas a algún lado? — dijo Sam, aún con los ojos cerrados y jalando a Mon hacia ella, pegándola a su cuerpo.
— ¿Te...te desperté? Ya es de día... — la ojimiel estaba nerviosa, sentía el cuerpo desnudo de la pelinegra pegado a su espalda. — Iba a hacernos el desayuno...
— No irás a ningún lado — la pelinegra hablaba perezosamente, con los ojos cerrados. — Te quedarás aquí conmigo, hasta que yo lo diga.
— Ma-mala.
— Uhmm... tal vez deba agotarte de nuevo solo para asegurarme de que te quedes aquí...
Honestamente es refrescante... el ser capaz de girar y verla al otro lado de la cama. Menos espacio para mí, pero no es para nada incómodo, porque ya no estaré durmiendo sola. Pensó Sam mientras se pegaba más al cuerpo de la ojimiel.
Mon sonrió y se acurrucó en los brazos de la pelinegra, se dejó envolver por su calor y sintió cómo poco a poco su respiración era más pesada y el agarre de su brazo se fue aflojando. Sam seguía agotada por todo lo que había vivido en los últimos días. La ojimiel también se quedó dormida a los pocos minutos. Estar así, entre sus brazos, era muy reconfortante y cálido, nunca imaginó cómo sería despertar con ella, el sentir su calidez envolviéndola.
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Mon de nuevo fue la primera en despertar, esta vez Sam no la detuvo cuando quiso salir de la cama, la pelinegra seguía cansada. La joven tomó una ducha y comenzó a hacer el desayuno para las dos. A los pocos minutos, la doctora se dispuso a levantarse de una vez por todas y tomó una ducha, mientras la joven terminaba de cocinar.
— Maldición... — se quejó, entrando a la cocina. — Me duele todo. Voy a tener que pedirte que me ayudes con estos golpes, Mon...
— Vale, lo haremos después de desayunar — dijo la joven, apagando la estufa.
— Oh, ¿Huevo y jamón?
— Hubiese hecho algo mejor... si no me hubieses tenido en la cama — respondió nerviosa.
— Esto está bien, no soy exigente. Lo salado no sacia mi apetito de todos modos — Sam la abrazó por la espalda, arrinconándola contra la barra de la cocina. — Prefiero las cosas dulces, ¡Como tú y toda la miel que me diste anoche! — dijo con los labios pegados a su cuello.
— Cha-ChamCham... Harás que tire todo, ¿No puedes esperar?
— No, quédate quieta.
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𝐔𝐧 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨 [+𝟏𝟖]
FanfictionSamanan Anantrakul, una cirujana cardiovascular, no cree en el amor. Opina que, junto a la fidelidad, es solo una fachada para tener sexo. Por eso, no busca relaciones serias y se acuesta con cualquier chica que le guste. Esto es así hasta que conoc...