𝐋 𝐈 𝐋 𝐈 𝐔 𝐌 ║ 𖤓 ☣︎ ☢︎ ❃
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❝ Es bonito, pero si lo arrancas morirá ❞
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𝑳𝑰𝑳𝒀 𝑱𝑶𝑯𝑵𝑺𝑶𝑵. Nacida en la Tierra en el año 2000.
Se crió la mayor parte de su vida con una familia que la quería...
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El sonido insistente en la puerta me sacó del sueño. Mi cuerpo se negaba a despertar completamente, pero no tuve más opción que abrir los ojos a medias y mirar el reloj junto a la cama: eran las seis. Solo las seis. Cerré los ojos de nuevo, ignorando por completo los golpes y deseando volver a dormir. Pero sabía que no iba a tener suerte.
—Ya estoy despierta —murmuré con los ojos aún cerrados, y la vaga esperanza de que mi respuesta fuese suficiente para que parase.
Me di cinco minutos más para despejarme, respirando profundamente, antes de finalmente arrastrarme fuera de la cama. Salí de la habitación para encontrarme con Abby, quien ya me esperaba. Parecía estar llena de energía, demasiada para mí gusto.
—Buenos días —dije alargando la palabra, en un intento de disimular mi persistente somnolencia.
—¡Buenos días! —respondió ella, con más vitalidad de la que yo había tenido en toda mi vida. —Hoy comienzas con las clases a los criminales. Pero tienes que ir un poco antes para conocer a Pike. Es quien imparte las clases. Con que estés allí a las siete y media, creo que va bien. Te acompañará Kane.
Asentí, aunque de mala gana. No pude evitar preguntarme por qué demonios me había despertado una hora y media antes si claramente podía haberlo hecho con menos tiempo. No lo externalicé con palabras pero la expresión en mi cara lo dejó claro.
Sin más remedio, empecé mi día completando el segundo día de mi nueva rutina: ducharme, vestirme y peinarme. Moviéndome de aquí para allá con pasos lentos y gestos aún adormilados.
Juro que siempre he sido una persona de mañanas, pero hay días que simplemente te desbordan. Ese, era uno de ellos.
Una vez lista, Abby y yo nos dirigimos al comedor para desayunar nuestras raciones. No era gran cosa, pero al menos era comida.
—A veces pasamos periodos en los que solo podemos comer una vez al día —me dijo de repente, con intención de prepararme para lo que podría venir. Sus palabras me golpearon como un balde de agua fría.
—Este sitio es horrible —respondí sin filtro, dejando que mi mal humor y frustración se colaran en mi tono. Todo era escaso: la comida, la libertad, la paz.
Abby no dijo nada más. Continuamos de comer en silencio, y cuando terminamos, fuimos a encontrarnos con Kane.