「 𝟏𝟗 」

808 86 8
                                    

EARTH.
DROPSHIP CAMP.
10.00 P.M.
20.09.2249.

────────────────────────────

Día 8 sobre la Tierra.

Dear diary, they're starting to feel like... friends?

────────────────────────────

Silver tongues.

Había pasado toda la mañana y las primeras horas de la tarde trabajando en el muro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había pasado toda la mañana y las primeras horas de la tarde trabajando en el muro. Finalmente, Bellamy había cedido y nos habíamos enfocados en su construcción.

La noche llegó, y por fin la mayoría del grupo pudo tomarse un respiro, a excepción de los que patrullaban. Ah, claro, las patrullas... Otra idea reciente, aparentemente necesaria para protegernos. Aunque no estaba segura de si eran realmente efectivas, por ahora parecían mantener a todos un poco más tranquilos.

Decidí alejarme un poco y salí del campamento, buscando un lugar para descansar. Caminé hacia un rincón tranquilo en las inmediaciones, donde el muro ya se alzaba como una protección que, a pesar de no ser muy efectivo pues me encontraba fuera de él, me hacía sentir que tenía la espalda cubierta. Me senté apoyándome en la estructura, mirando hacia un pequeño claro iluminado tenuemente por la luminiscencia.

Después de un rato dejé mi libreta a un lado, sacando algunos frutos y un pequeño trozo de carne de los que habíamos cazado los días anteriores. A pesar de lo mal que lo había pasado durante la caza, estaba orgullosa de haberme mantenido presente todo el tiempo. Mientras mordía la carne, pensé en lo mucho que había mejorado: estaba comiendo algo que yo misma había visto vivo. Era un avance, aunque más por el hambre que por decisión propia.

El momento de calma me permitió respirar y disfrutar del silencio, algo raro últimamente.

Habían pasado tres semanas desde que me despertaron, y todavía no lograba asimilarlo del todo. Todo era tan extraño, tan horriblemente nuevo. Apenas me había permitido llorar a los míos. Quizás porque en el fondo sentía que ya había llorado suficiente en otra vida, o tal vez porque me daba miedo caer en ese abismo del que no estaba segura si podría salir.

Había estado ocupándome, priorizando cosas, tareas, necesidades del grupo, intentando no pensar demasiado. Pero siempre llegaba ese momento al final del día, cuando el silencio se volvía más fuerte que cualquier ruido, y la culpa se expandía por mi cuerpo como raíces, arrasando cualquier otro pensamiento.

¿Por qué yo?

¿Por qué ellos, que querían vivir, ya no están aquí, y yo sí? Era una responsabilidad que no había pedido, pero que sentía atada a mí. No podía morir. No tenía derecho. Les debía mi vida, y ese peso me oprimía.

𝐋 𝐈 𝐋 𝐈 𝐔 𝐌 ⸻ 𝘽𝙚𝙡𝙡𝙖𝙢𝙮 𝘽𝙡𝙖𝙠𝙚 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora