𝐋 𝐈 𝐋 𝐈 𝐔 𝐌 ⸻ 𝘽𝙚𝙡𝙡𝙖𝙢𝙮 𝘽𝙡𝙖𝙠𝙚 ¹

「 𝟑𝟒 」

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Why? Oh, 'cause she's dead.

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DROPSHIP CAMP.
03.10.2249
Día 21 sobre la Tierra

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—Estamos solos y en guerra —declaró Bellamy con el rostro sombrío, recorriendo con la mirada a cada uno de los presentes. Sin duda alguna admiré la firmeza de su voz, no flaqueó en ningún momento, muy al contrario de lo que me hubiese pasado si hubiese sido yo la que dijese esa frase.

Tampoco me sorprendió su forma de empezar la reunión. Era directo, como siempre. Algo que de algún modo me gustaba de él, a veces, otras no tanto. Pero el significado de sus palabras fue en esta ocasión lo que casi me hizo rodar los ojos.

¿Tendré alguna vez una interacción con Bellamy Blake en la que no me cause conflicto algo que haga o siempre habrá algo, cualquier cosa, que me termine molestando un poco?

—Gracias por decir lo que todos ya sabemos —solté con ironía, cruzándome de brazos.

Por un momento, estuve tentada de añadir algo más mordaz. Algo que dejara claro por qué estábamos en guerra en primer lugar. Pero me mordí la lengua. No tenía sentido traer eso.

Bellamy me dirigió una mirada cansada, pero no respondió. Simplemente desvió la vista y retomó el tema con la tensión marcándole los hombros. Los hombros, el cuello, los brazos, las manos...

—Las balas. Todas las que no sirvan, reutiliza la pólvora y haz nuevas —ordenó, dirigiéndose a Raven, y sacándome de mis pensamientos.

Cerré los ojos con fuerza y parpadeé varias veces seguidas mientras escuchaba una voz sensata en mi cabeza sermonearme por haberme distraído.

A mí lado Raven asintió sin hacer preguntas. Se veía agotada, con las líneas inferiores de sus ojos teñidas de un leve gris, pero aún así se mostró lista para comenzar el trabajo. Esa determinación la conocía muy bien, era impulsada por el dolor causado por Finn. Al menos ella canalizaba su enfado en ser útil y no se había hundido en la miseria. Admirable, si me preguntas.

—Doblamos las guardias —continuó, esta vez hablandole a Jasper, quien, tras lo ocurrido en el puente, había ascendido a su mano derecha.

El chico solo asintió con seriedad.

—Y creamos túneles para conectar el exterior con el campamento —finalizó Bellamy, con la vista fija en la mesa frente a él.

Por un momento, nadie dijo nada.

Nos miramos los unos a los otros en silencio, había un pensamiento, una reflexión común en el aire. Nadie quería decirlo, pero nosotros éramos menos de cien. Ellos, quién sabía cuántos. No solo nos superaban en número, sino también en fuerza, en edad y en experiencia. La mitad de los nuestros apenas sabíamos sostener un arma, y los terrestres habían estado peleando toda su vida.

Las probabilidades eran patéticamente bajas.

—Está bien —suspiró Bellamy tras unos segundos de tensión, y de una forma remotamente esperanzadora decidió acabar la reunión—. Ya iremos pensando más.