「 𝟏𝟑 」

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EARTH.
DROPSHIP CAMP.
06.00 A.M.
15.09.2249.

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Día 3 sobre la Tierra.

What I saw in its eyes: life.

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Desperté poco a poco, sintiendo cómo el cansancio se rehusaba a dejar mi cabeza

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Desperté poco a poco, sintiendo cómo el cansancio se rehusaba a dejar mi cabeza. Abrí los ojos despacio, sin esfuerzo se ajustaron a la poca luz del entorno. El ambiente húmedo obligó a mi cuerpo a estremecerse. Tanto por la poca luz como por el frío deduje que debía ser muy temprano. El cielo probablemente acababa de clarear, y el Sol apenas estaría asomando tras el horizonte.

Me incorporé lentamente, estirando los músculos adormecidos, y adoloridos por haber dormido en el suelo. Inspiré hondo, llenando mis pulmones con el aire de la mañana. Era fresco y casi purificador, como si cada inhalación limpiara cualquier resto de sueño que quedaba en mí. No había nada mejor que esos primeros minutos tras el amanecer, cuando todo estaba en silencio.

Con la mente aún en calma, tomé una decisión. Si quería seguir manteniendo mi rutina, debía hacer algunos ajustes. Ahora el ejercicio y la meditación en el lago, y por la noche mi memoria del día. Los nuevos hábitos habían logrado mantenerme enfocada, un ancla en medio del caos. Me habían ayudado más de lo que esperaba, así que no veía motivo para cambiarlos mientras siguieran funcionando.

No creía que hubiera nadie más despierto a esa hora, así que no les importaría si desaparecía por un par de horas antes de que empezáramos con las labores del día.

Con ese pensamiento, me preparé rápidamente. Tomé la bolsa que siempre llevaba conmigo, asegurándome de que todo lo necesario estuviera en su lugar, y me dispuse a salir. Comencé a correr hacia el lago, siguiendo el sendero que había memorizado desde el primer día. Los árboles a mi alrededor se balanceaban suavemente con la brisa, y conseguí ver a través de las ramas, el cielo pintado de colores calidos.

Sin embargo, justo cuando mi mente empezaba a entrar en el ritmo del ejercicio, un pequeño ruido me hizo detenerme en seco.

Mi corazón dio un salto involuntario, y todos mis sentidos se agudizaron de inmediato. Me quedé quieta, con la adrenalina empezando a correr por mis venas y escuché atentamente, tratando de identificar de dónde venía el sonido. Podía ser cualquier cosa: un animal, el viento jugando entre las ramas, o... algo más. Rezaba porque no fuese eso último.

—Sé que hay alguien, te he escuchado —grité con fuerza, mientras sacaba el cuchillo de la bolsa y mi mano tensa alrededor del mango, preparándome para cualquier cosa.

De repente, una voz se alzó entre los árboles.

—¿Lily? ¡Soy yo, Finn! —gritó desde algún lugar oculto por el follaje.

𝐋 𝐈 𝐋 𝐈 𝐔 𝐌 ⸻ 𝘽𝙚𝙡𝙡𝙖𝙢𝙮 𝘽𝙡𝙖𝙠𝙚 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora