Padres biológicos

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Al día siguiente

Isabella se encontraba dormida en el pecho de Wyatt quien, ya despierto, se dedicaba a sacarle fotos mientras le acariciaba el cabello, en su cabeza solo podía pensar en lo linda que se veía dormida.

A su parecer, este era el único momento del día en el que podía ver a su novia tranquila, si fuera por él, la llevaría a algún lugar donde ya no tenga que estresarse, en donde solo tenga que hacerle mimos todo el día, pero claro, eso no podía hacerlo, más que nada porque ya lo intentó y al parecer la pelirroja lo toma como "intento de secuestro".

Isabella: ¿Sabes que tomarme fotos mientras duermo cuanta como acoso? - Habló adormilada aún sin moverse del pecho de su novio.

Wyatt: Lo siento, es que te veías muy linda. - Le contestó con voz dulce, sabía que a la pelirroja no le gustaban los ruidos fuertes, mucho menos cuando recién se levantaba.

La alfa abrió los ojos subiendo un poco su rostro para poder verlos a los ojos.

La pelirroja tomó el celular de entre las manos de su novio, y se acostó boca arriba pegada al lado del lobo, subiendo el celular para tomarles una foto, en la que salían el chico besando la mejilla de su novia sonriente.

Empezaron a sacarse distintas fotos, hasta que en una salieron dándose un pico

Wyatt: Esta me gusta... - Comentó el lobo aún con voz suave, le gusto tanto, que se la puso de fondo de pantalla, cambiando a su anterior foto, en la que salía Isabella antes de animar un partido de fútbol.

Al ver lo que había hecho, la pelirroja quiso volterse hasta quedar frente a frente, para darle un dulce beso en los labios de su pareja.

Wyatt: Te amo. - Habló cuando se separaron.

Isabella: Yo igual... - Le sonrió la pelirroja, antes de que volvieran a besarse, siendo interrumpidos por el sonido del timbre, logrando que se separaran solo unos centímetros.

Wyatt: No abras. - Susurró sobre sus labios, causándole una risa a la ojiverde, acercándose más hasta sus labios, pero antes de que pudiese tocarlos, el timbre volvió a sonar, haciendo que Isabella se levantara de la cama pidiéndole disculpas al lobito que la miraba con tristeza.

La alfa se puso una remera de su novio, ya que no tenía ganas de cambiarse por ahora, se levantó y se fue hasta la puerta principal.

Mientras bajaba las escaleras, que solo estaban a unos pasos de la puerta, pudo sentir un olor raro proveniente de la puerta, un olor que no le gustó nada, pero no podía distinguir que era.

Cuando por fin abrió la puerta, se quedó paralizada, abrió los ojos y sintió como todo su aire escapaba de sus pulmones, al ver a las dos personas paradas frente a ella.

Sentía que quería hablar, o mejor dicho correr, pero ninguna parte de su cuerpo le respondía ahora.

Susana: ¡Isabel! ¿No saludaras a tu madre? - Preguntó la señora con pelo teñido de rubio, entrando a la casa. - Por Dios ¿Qué fue lo que le hiciste a tu cabello? - Preguntó con cara de asco al ver su cabello mitad pelirrojo, mitad blanco.

Raúl: No importa querida, con un poco de tintura quedará perfecta. - Habló el señor entrando a la casa con maletas grandes en cada mano, formandole una falsa sonrisa a su hija, a quien tuvieron que correrla de la entrada, ya que seguía en un estado de shock.

Wyatt: Amor, ¿Quién es? - Preguntó el lobo bajando las escaleras, desde arriba podía oler la incomodidad de Isabella.

Pero al ver hacía ella, pudo comprender a qué se debía la incomodidad, no sabía quiénes eran, pero obvio que se debía a ellos.

Llegó al lado su novia, mientras veía como los señores lo miraban fingiendo una sonrisa, que parecía más ser una mueca.

Susana: Un hombre lobo.... que - Intentó buscar la palabras correctas para describir lo que pensaba - pintoresco. - Isabella sabía que ellos querían decir otra cosa, pero obviamente los hipócritas nunca dicen lo que piensan.

Wyatt: Lo siento, ¿Ustedes son...? - Dejó la frase en el aire.

Parecía que el hombre quería hablar, pero antes de eso, la rubia lo interrumpió.

Susana: Somos los padres de la chica a la que le dijiste "Amor" - Contestó, obviamente juzgandolo.

Wyatt: Oh, lo siento, am.. yo soy Wyatt, soy el novio de su hija. - Les extendió la mano cordialmente, pasando su otro brazo por encima de los hombros de Isabella, sabía que ella no la debe estar pasando bien con su llegada.

Pero sus padres solo le sonrieron  falsamente, mientras su madre sacaba un pañuelo de su bolsa, para pasar por alto su mano extendida, y acercarse a ambos para quitar el brazo del lobo de los hombros de la pelirroja con el pañuelo, para no tocarlo directamente.

Susana: Así está mejor. - Wyatt se quedó un poco incómodo por eso, mientras la señora les brindó una sonrisa "amable" para dirigirse a la cocina, con su esposo detrás.

En cuanto ambos padres se perdieron de vista gracias a las paredes, las piernas de la pelirroja, por fin le respondieron, haciendo que salga corriendo de la casa.

Wyatt la vio salir, sorprendido, hasta que escuchó a su suegra gritar desde el comedor.

Susana: ¡Isabel, que le hiciste a la mesa! - El lobo abrió grandes los ojos, iba a contestar, hasta que se acordó de que su novia había salido a correr a la calle con su remera, SOLO con su remera, que si bien le cubría todo, solo era una remera.

El chico Lekensey salió corriendo detrás de su novia, aunque ya no pudiera verla, sabía perfectamente a donde iría, la casa de los Necrodopulus.

Isabella llegó a su casa corriendo, como si nada, entró de un portaso rápido, logrando ver a su hermano parado en la sala con un balón de fútbol en las manos.

Antes de que el adolescente pudiera siquiera saludarla, ella se lanzó a sus brazos, abrazandolo por el cuello, como si fuera una niña pequeña en una noche de tormenta.

Zed: Oye.. ¿Qué pasó? - Preguntó al sentir como se aferraba a él, como si de eso dependiera su vida, aunque le siguiera el abrazo, ella aún no podía hablar.

Hasta que su cuñado llegó corriendo a su casa, entró sin tocar y agitado, cuando vió a su pelirroja con su hermano pudo tranquilizarse un poco, pero gracias a correr tantas cuadras sin descanso, aún así estaba un poco agitado.

Wyatt: Sus padres... Están.... aquí. - Habló mientras recuperaba el aire, no entendía como es que Isabella estaba tan bien, ella es la que suele cansarse rápido, incluso cuando camina.

Zed: ¡¿Qué?!

Zoey: Pero papá estuvo todo el día aquí. - Habló Zoey preocupada al ver a su hermana mayor así.

Wyatt: Me refiero a sus padres biológicos Zo. - Habló ahora ya más calmado en cuanto a la respiración, pero sacando una mirada de preocupación de los zombies.

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Mi Primer amor (Wyatt Lykensen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora