Los días pasaron y yo aún no podía reconciliarme con los lobos, a veces ellos hablaban con Zed, pero en cuanto yo llegaba, los lobos solo se daban vuelta para ignorarme, lo que me dolía como un infierno.
Hoy era la graduación, estaba emocionada, y a la vez melancólica, era horrible pensar en que uno de los mejores momentos de tu vida no podrías compartirlo con las personas que quieres para el resto de esta.
Zed y yo estábamos acostados en la cama, cada uno de un lado distinto, quedando con solo nuestras cabezas a la par, ambos estábamos con las túnicas rosadas para la graduación, ya estábamos listos, solo faltaba prepararnos mentalmente.
Pensaba en todo lo que había pasado en este último año escolar, todo lo que había cambiado, me enamoré, gané una familia, me liberé por completo de mi pasado, reconocí y perdí a una parte importante de mi... Addison fue muy importante para mí, pero también la perdí.
Isabella: ¿Sabes que noté? - Fui la primera en romper el comodo silencio, con un tono sueve, mirando a un punto en la nada del techo. - Volví a donde empecé, sin animadores, sin lobos, sin Addison - Expliqué.
Zed: Me tienes a mí. - Contestó con un tono que parecía indignado, mientras elevaba su cabeza ligeramente hacia atrás, intentando verme.
Isabella: A ti ya te tenía. - Le contesté imitando su acción, con cierta gracia en mía palabras.
Zed: Si, y me sigues teniendo, creo que eso es lo importante de recordar. - Me Contestó con su usual tono de egocentrismo/juguetón.
Yo solo sonreí divertida, y le extendí la mano hasta muy arriba de su cabeza, para que la tomase, con nuestras manos unidas ya ambos nos pusimos serios.
Isabella: ¿La extrañas?
Zed: Cada día más. - Contestó con pesar. - ¿Lo extras?
Isabella: Cada día más. - Ambos dejamos de hablar, ya no era necesario recordar todos esos malos tragos.
Zevon: Oh, vamos chicos. - Nos reprochó, abriendo las persianas, dejando ver un poco de la luz del día - ¡Es su graduación! Se que extrañan a Addison, pero no es el fin del mundo que se fuera. - Nos ánimo, ocultando su falsa tristeza por la antigua peliblanca desaparecida.
Zed y yo nos paramos a regañadientes, papá tenia razón, no es el fin del mundo, pero esto seria mucho más fácil de afrontar si tuviera a mis lobitos, a Wyatt, más que nada.
Papá acomodó la corbata de Zed, y mi birrete, nos miraba a ambos con orgullo y a la vez algo de pena.
Zevon: Yo también la extraño... - Habló con sinceridad, yo solo le di una pequeña sonrisa triste.
Mi hermano y yo nos despedimos del resto de la familia, para salir de nuestra casa, dónde estaban Eliza, Bree, Bonzo, Wyatt, Wynter, y Willa.
Yo no podía mirar a los lobos a los ojos, si ya me dolía tener que superar la partida de Addison, tener que soportar que mis lobitos no quieran ni verme ya era demasiado doloroso, Zed notó como bajé la mirada al notar a los licántropos, y posó su mano sobre mi hombro, formando un ligero abrazo.
Bree: No puedo creer que ya todos estemos aquí, aún recuerdo que todos me asustaron al verlos por primera vez.
Wyatt: Y el miedo desapareció cuando nos fuimos conociendo.
Bree: Oh no, Isabella siguió dándome miedo después de conocerla. - Todos soltamos una pequeña risa, aliviando un poco la tensión. - Pero, Addison pudo quitarme ese miedo. - Las risas desaparecieron, intercambiandolas por un ambiente más deprimente y nostálgico.
Isabella: Gracias a ella Seabrook dejó de tenernos miedo. De hecho, yo misma dejé de tenerme miedo por ella. -
No pude evitar mirar a los lobos en esa parte, recuerdo cuando me enteré que era una mujer lobo, estaba tan asustada, una persona con una conducta altamente explosiva, que lástima a los demás, con poderes licántropos, era obvio que nada bueno podia salir de eso, pero ella nunca se asustó de mi, incluso cuando tenía muchos motivos para hacerlo.
Flashback
Era un jueves por la mañana, había una tormenta en Seabrook, aún así unos pocos estudiantes asistieron a la escuela, entre ellos, los necrodopulus y la señorita Wells.
Isabella se había quedado dormida en una clase, pero el sueño era más una pesadilla, una vampira quería adueñarse de las mentes de mi manada, al levantarse ya que Addison la llamaba, confundió a la peliblanca con la vampira, estaba convertida en una loba alfa, los colmillos más afilados que cualquier otro hombre lobo, las garras más largas, los ojos rojos brillantes, y la sed de sangre más alta que nunca.
La peliblanca tuvo que salir corriendo hasta la parte baja de la escuela, la sala de calderas, se escondió esperando que pasara, pero la loba la había seguido se escuchaban sus gruñidos y su garras afiladas contra la pared, en ese cuarto habían demasiados químicos como para encontrar el aroma de la humana, pero eso no la detenía de intentar encontrarla.
Addison: Isabella, ¿Qué es lo que te pasa? - Escuchó como la alfa se acercaba a ella a paso rápido, por lo que tuvo que encerrarse en un cuarto de metal, había una caldera, por lo que hacía muchísimo más calor ahí que en el resto del cuarto. - Tienes que reaccionar, soy Addison. - La loba solo golpeó un poco su cabeza pensando que la vampira solo quería confundirla, encontró a la animadora, pero no podía pasar de las puertas de metal que la protegían. - Tienes que reaccionar, tu no quieres hacerme daño.
Isabella: Oh, creeme que si quiero. - Habló con la voz agitada intentando romper la puerta.
Addison: No no quieres, no sé que te pasa, pero sé que somos amigas.
Isabella: No, creo que tú no entiendes, muero por sentir tus huesos quebrándose en mis manos, quiero sentir tu sangre dalpicandome, quiero morder tu carne. - Le contesto con una sonrisa de diversión, mientras se tiraba una y otra vez contra el fuerte metal.
Addison: No claro que no, tu nunca quieres hacer daño, en realidad, creo que te da miedo hacer daño, y creo que te da tanto miedo hacer daño, porque en el fondo crees que te gusta lastimar a los demás - Aún que la humana siguiera hablando, la loba no dejada de golpear la puerta contra su cuerpo, de hecho, empezaba a hacerlo más euphoricamente. - Pero déjame decirte algo, no te gusta lastimar a las personas, te gusta defenderlas, siempre que no has parado de lastimar y de golpear, es porque defendías a otra persona, por eso es que yo jamás te he tenido miedo. - Cuando terminó la frase, Isabella ya había podido tumbar la puerta, pero antes de atacarla, pudo ponerse a pensar, una vampira no podría conocerla tanto, y mientras la cara de Addison se reflejaba en los ojos rojos de su contraría, está pudo dejar atras toda su faceta de loba, para poder volver a ser Isabella, todo gracias a que ella nunca le tuvo miedo.
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Me dieron un nuevo celular y ya no tengo más las estrellitas 😔😔 siento que he perdido una parte de mi personalidad.
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Mi Primer amor (Wyatt Lykensen)
Fiksi PenggemarIsabella Mills una chica que ama la música y bailar, fan de Taylor swift, es como una hermana para Zoey y Zed, las personas la ven como "la rara del pueblo ", lo que más se destaca de ella es que no intenta encajar, mucho menos con las personas nuev...