CAPITULO 3

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Javier

Casi 6 horas de viaje para asistir a una reunión en las oficinas de la DEA era una tortura para alguien que está acostumbrado a que la oficina le quedé por mucho a una hora de distancia.

Quería olvidarme por un tiempo de todo el movimiento que el trabajo me generaba; pero había olvidado que al estar involucrado en la captura de dos de los cárteles más grandes de Colombia; hacía que me consideraran para muchos casos más; y me vieran como un héroe; cosa que claramente no era, ni me sentía. No me sentía merecedor de ese título por lo que hice.

Y por lo que tenía constantes pesadillas.

Aunque esta vez no podía negarme a asistir, le debía muchos favores a este superior por cosas que hizo por mí en el pasado. Sabía que se los iba a cobrar poco a poco y lo único que deseaba es que llegase el momento que esto terminara y poder quedarme junto a mi padre tranquilo.

Si mi cabeza me lo permitía alguna vez.

—Javier Peña— mostré mi placa en la recepción —Jack Bristow me citó en su oficina; me espera— le dije a la mujer detrás del escritorio, ella asintió.

—Permítame anunciarlo— mencionó girando sobre su silla y levantándose para caminar y perderse en los pasillos.

Suspiré cansado, estaba a nada de caer rendido. El viaje me había dejado de mal humor, no solo por el calor insoportable; también porque se me ocurrió tomar la camioneta de mi padre, que me había dicho la noche anterior que debía mandarle a arreglar el aire acondicionado.

Y como era mi costumbre. No hice caso y ahora quien estaba pagando las consecuencias era yo.

Eso era la excusa perfecta para tener ese humor, y añadirle a la lista el dolor de cabeza que comenzaba a aparecer. Pero sabía cuál era la razón exacta; desde hace cinco años, las noches no habían sido lo mismo, el sueño recurrente que tenía parecía atormentarme cuando cerraba los ojos. Aquel sueño donde veía como Escobar...


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No podía respirar, de nuevo. Me levanté de un salto de la cama agitado. El mismo maldito sueño de siempre; pero desde un tiempo para acá, aparecía cada noche en mi cabeza y era peor que los otros. Mire el reloj de la mesa de noche, marcaban alrededor de las 3 de la mañana.

No podía quitarme la imagen que me hacía gritar; lo que me frustraba aún más, era que no podía moverme para evitarlo; solo me quedaba viendo como un estúpido mientras Escobar disparaba directamente a su sien. El sonido del celular fijo me saco de mis pensamientos, por un momento lo agradecí porque por unos segundos logré quitarme la imagen perturbadora de mi cabeza.

Luego recordé la hora que era; no podía creer que alguien tuviera la poca conciencia para llamar a esa hora. Los ojos se me cerraron en automático y busqué a tientas el teléfono entre todas las cosas que tenía en la mesa junto a la cama.

Miré el número, sabiendo de quién se trataba, me dejé caer en la cama de nuevo para contestar.

Por más que quisiera, no podía ignorarlo.

—Peña— respondí con la voz ronca.

—¿Te desperté Javier?— preguntó la voz detrás del celular, negué sabiendo que él no podía verme. Me apreté el entrecejo con la mano libre que me quedaba. Estaba en su hora de bromista, y lo sabía perfectamente.

Under Fire ---- Javier Peña // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora