CAPITULO 17

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Laura

Salí de su oficina con un hueco en el estómago. Me esforcé mucho por no expresar que lo que había visto, había tenido un efecto en mí.

Si, seguía amando a Javier, pero eso no quería decir que quisiera volver a acabar como hace años. Y menos mostrarle que me había afectado verlo en esa situación comprometedora.

Se lo había dicho, el podía hacer con su vida lo que quisiera; al igual que yo con la mía. No me iba a meter en sus cuestiones personales, así como el tampoco tenía derecho a meterse en las mías. Y más porque no sabía si lo que me decía era cierto o era otra más de sus mentiras.

Tenía que concentrarme en la operación de hoy. Pero mi cabeza parecía no querer colaborar, mientras arreglaba mi ropa para asistir con Oliver; la imagen de Javier y Amina en su oficina se proyectaban en mi cabeza. Una tortura.

Y eso conllevó a que el pasado se hiciera presente; las imágenes de Javier y yo en el sillón de su casa, en el mío; en el auto. <<Mierda Laura, concéntrate joder>>

Salí del departamento arreglada, y el micrófono escondido por dentro del escote. Esta vez llevaba un vestido negro, igual a la altura de la rodilla, con una abertura en la parte superior que permitía ver parte de mi pecho, mis hombros y algo de mi espalda, que logré tapar con el cabello.

Fuera del edificio me esperaba una camioneta negra, dentro estaba Murphy y Peña, que me miraron por el retrovisor; esta vez Steve iba manejando y sentía la mirada de Javier por el espejo.

No mire en ese dirección, no quería conectar ni ver esos ojos de cachorro que sabía que estaba poniendo.

Me llevaron hasta un hotel 5 estrellas. Cuando Oliver me llamo, tuvimos que crear la verdadera identidad de Ginebra Frost. Así que me hicieron documento falsos y la fachada de donde me hospedaba era ese hotel. Los encargados estuvieron de acuerdo.

Estábamos a tiempo, antes de que Oliver llegara a recogerme. Me dieron para disimular las llaves de uno de los cuartos y me registraron en el último piso por si llegaban a preguntar por mí en algún momento.

No podía negar que la puntualidad de Oliver era de admirar, apenas le dio tiempo a Murphy y a Steve de retirarse de la recepción cuando el llegó en una camioneta negra, blindada desde las llantas a la antena de la radio.

En ese momento el nerviosismo se quiso apoderar de mi cuerpo, era la primera vez que iba a estar tan alejada de la ayuda de mis compañeros. No podíamos arriesgarnos a que nos rastrearan y que actuaran.

La distancia que iban a respetar era de un kilómetro. Algo alejado por si algo salía mal, pero lo suficiente para no levantar sospechas.

—¿Me extrañaste?— preguntó bajando la ventana de la parte trasera. Estaba vestido como el día que lo conocí, completamente de negro, solo que ahora sobresalía una camisa blanca en el interior. Que hacía resaltar la sonrisa en su rostro, de lado a lado.

Sabía que él no vendría solo, tenía que traer a su chofer y a un guardia.

Sonreí en respuesta, tenía que entrar en papel.

—¿Pensaste mi propuesta?— pregunte acercándome a la ventana. Disimuladamente mire a su alrededor comprobando lo que había pensado.

—Digamos que logre convencer a mis socios para que te escuchen a ti— abrió la puerta, dejándome entrar, extendió su mano y yo la tome, tomando asiento a su lado —¿Vamos?— cerró la puerta.

—Vamos— volví a sonreír. Subió la ventana y todo dentro estaba oscuro, solo iluminado por la luz que producían algunas luces interiores.

El trayecto fue bastante silencioso, incluso evitando mis suspiros de molestia por la mano de Oliver situada en medio de notros, que con cada pequeño movimiento rozaba mi piel. Según el acariciándola, pero no eran nada que yo quisiera.

Under Fire ---- Javier Peña // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora