CAPITULO 30

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Laura

Casi una semana desde que Oliver había vuelto de su viaje, no había podido hablar con Carlos y lo que más me podía; era que hacía más de 5 días no estaba con Javier, tuve que volver a dormir en ese hotel, que, aunque no podía quejarme de todas las comodidades que tenían, no podía estar con quien yo quería. Y me moría de ganas por estarlo.

Estaba casi todo el maldito día con Oliver, y había cumplido lo que le prometí a Javier; no podía evitar que "accidentalmente" me tocaran, pero si estaba en mi hacerlo de lado; lo hacía. Cada que lo veía en la oficina lo abrazaba y me dejaba empapar de energía para seguir.

Los envíos que Oliver me comentó que haría cuando llegaran fueron exitosos, ninguna traba en embarcación o en la revisión. Como estrategia también habíamos disminuido los retenes en carretera para que su transportación tuviera más métodos de los cuales estábamos enterados.

El mismo día en el que la operación para atrapar la primera carga era la revisión de Javier en el medico para cambiarle algunas medicinas y si era posible, darle el alta completamente.

Sabía que cada 5 minutos iba a mandar mensaje de cómo se encontraba la operación, pero lastimosamente no podía contestarle; para no levantar sospechas, en el momento de la operación, tenía que estar con Oliver. Y actuar como si estuviera decepcionada de que la carga se perdiera.

Todo ocurrió como lo planeamos.

Los policías que habían recibido las cargas anteriores fueron reemplazados por nuevos, que eran de nuestra confianza; detuvieron la carga y a un par de hombre que la llevaban.

—¡¡¿Y qué mierda estaban haciendo ustedes?!!— preguntó Oliver a la radio, estaba hirviendo en rabia. No había pasado ni 3 minutos en los que le habían dicho que la carga había sido detenida. —Escúchenme hijos de puta...— gruñía contra la radio —Esa maldita carga era la pieza clave para cerrar el trato con el la mafia alemana. ¿Me pueden explicar cómo mierda los atraparon par de imbéciles?— no podía escuchar lo que los otros decían.

—Sabes que... me voy— me retire de su oficina con indignación. —Quiero mi dinero de vuelta Ghost— lo amenacé apuntándolo con el dedo índice.

—Ginebra— me llamó, pero no me detuve, estaba a punto de salir por la puerta cuando me sujeto del brazo; me voltee de manera brusca y lo mire a los ojos con coraje, el tragó saliva —Te juro que voy a recompensarte. Esto solo fue un mal paso— estaba nervioso, primera vez que lo veía así, casi con la voz entrecortada.

No sabía si era porque creyó que el negocio conmigo se había "perdido" o porque rompió la asociación que había iniciado hacia algunas semanas con Alemania.

—Esta jodida carga fue la más grande que te entregue, y de todas, esta no la asegure porque confíe en ti. Me debes la puta carga que el alemán me iba a pagar— me solté de su brazo.

—Te la voy a pagar, hasta el último centavo. Pero... tenemos un puto negocio que no se puede cerrar por un pequeño error— se volvió a acercar.

—¿Pequeño?— pregunte molesta —¿Te parece que 15 putas toneladas se consideren 'pequeño error'?— el resoplo —Voy a pensarlo Oliver... pero tienes que arreglar esto— me fui y le pedí a uno de sus guardias que me llevara al hotel.

Esto fue más complicado de lo que pensé, porque había dos posibles respuestas a mi amenaza; que rompiera como tal el negocio o que esperara una respuesta de mi parte.

Cualquier de las dos convenía; si se iba por la primera, podía dejar de ser Ginebra y actuar para atraparlo solo a él por la carga que capturamos. Y si era la segunda, con el tiempo atraparíamos no solo a la cabeza de la organización; sino a todos sus socios, que sinceramente ese era mi objetivo.

Under Fire ---- Javier Peña // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora