Extra (CAPÍTULO 5)

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Javier

2002 

El hecho de tener ya personal bajo tu cargo era un gran alivio para mí y para Laura. Mi papá hizo un gran trabajo cuando estuvo a cargo y por eso el rancho seguía en pie, pero no se arriesgaba a entrar a más negocios.

Y eso lo aprendí con Laura con los tratantes. Al final de cuenta, los caballos que ya estaban retirados de las carreras, los enviaban a nuestro rancho y se podría decir que aquí empezó el criadero de purasangres.

En todo se encargaba ella. Y yo no podía estar más orgulloso, no me cansaba de admirar en lo que se convirtió y en todos sus logros. Y mi niña, mi princesa. No podía estar más feliz que poder pasar con ella mucho tiempo.

Eran tan lista como su madre, pero también tan inquieta como yo. Era la mezcla perfecta de los dos. Mi papá decía que se arrepentía de haber dicho que se pareciera a mí, porque cada día hacia algo nuevo.

Le encantaba revolcarse en el pasto, convivir con todos los animales, pero también odiaba cuando la interrumpían de estar dibujando en su cuarto o en la sala. También ayudaba mucho en la casa, eran más ordenada que yo, y eso me enorgullecía, pero también me avergonzaba.

Había semanas en las que estaba muy apegada a mí y otras en las que no soltaba a su mamá. Hablaba como si no tuviera un límite. Cuando la recogía de la escuela, todo el camino me contaba lo que había hecho.

Y por fin descubrimos que los celos que sentía, no era solo para una persona. Éramos sus papás y nadie podía hacer o decirnos algo, reaccionaba igual cuando una mujer se me acercaba a mí, como cuando un hombre se acercaba a Laura.

A pesar de que sus ojos eran iguales a los míos, sus expresiones eran las de su mamá. Era tan hermosa como ella.

—¡Papi!— me gritó desde la sala de estar.

—¿Qué pasa?— pregunte caminando hacia la estancia, ella estaba sentada en el piso, sobre la alfombra y sobre la mesa del centro había un vaso de plástico lleno de jugo y a un lado unas palomitas. —¿De dónde sacaste las palomitas?—

—Mi mami compró una bolsa y me dijo que podía agarrar poquitas cuando quisiera ver una película— respondió.

Se me olvidaba que esta niña era muy lista, y que era muy independiente también.

—Ok— me di la vuelta para subir al segundo piso, pero ella me lo impidió.

—No te vayas— me reclamó —Ven— terminé por acercarme y me pasó el estuche de la película que recién le habíamos comprado. —Me pones esta, por favor— era el empaque del DVD de la película "La era del hielo". La película que la habíamos llevado a ver al cine.

Se convirtió en su favorita desde ese momento y nos pedía una y otra vez que la pusiéramos en la televisión. Así que, por ende, termine por comprar un reproductor.

No lo habíamos hecho porque ni Laura, ni yo veíamos películas; nos entreteníamos más en otras cosas. Y si por alguna razón la televisión estaba encendida, nos quedábamos dormidos.

—¿Otra vez "La era del Hielo"?— pregunté, ya no era nuevo, pero me seguía sorprendiendo que a pesar de haberla visto ya miles de veces, la siguiera pidiendo.

—Sí, por favor— odiaba cuando usaba sus tácticas para convencerme. No podía resistirme a esos ojos que me miraban como un cachorro.

—Está bien— ella se acomodó de nuevo en la alfombra, tomó su plato lleno de palomitas y su vaso lo puso a un lado de ella.

Under Fire ---- Javier Peña // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora